Debate abierto de alto nivel: «el liderazgo para la paz: unidos en el respeto de la carta de las Naciones Unidas, en busca de un futuro seguro» - Intervención de Jean-Noël Barrot (Nueva York, 25.09.24)
Señora presidenta:
Agradezco a Eslovenia por haber organizado este debate abierto y también al secretario general de las Naciones Unidas, a la presidenta del CICR, Mirjana Spoljaric Egger, y a la presidenta Ellen Johnson Sirleaf por sus intervenciones.
Resultaba fundamental que se reuniera el Consejo. El mundo está azotado, fracturado por conflictos de gran envergadura y de una gravedad excepcional, que, lamentablemente, se multiplican. La solución de estos conflictos es responsabilidad del Consejo, que debe hacer un mayor esfuerzo.
Esta responsabilidad consiste, ante todo, en lograr que las normas que rigen el orden internacional se respeten. En lograr que se respete la Carta de las Naciones Unidas. Esta responsabilidad exige condenar sin ambages la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania, su vecino.
Ya lo dije ayer: los ucranianos padecen a diario, desde hace más de 900 días, abusos, crímenes de guerra y bombardeos indiscriminados contra objetivos civiles. Viven, injustamente, sumidos en el miedo y el padecimiento.
Exige también condenar todas las violaciones cometidas por Rusia. Exige que se pida a Rusia que ponga fin de inmediato a su agresión contra Ucrania y que retire a sus tropas del territorio ucraniano. La Asamblea General ha confirmado esta exigencia, sin ambigüedades, en siete ocasiones.
Esta responsabilidad implica también apoyar a Ucrania en su derecho a la legítima defensa. Francia y sus socios continuarán apoyando a los ucranianos en sus esfuerzos por hacer fracasar la agresión rusa y en su búsqueda de una paz justa, tanto tiempo como sea necesario. Y una paz justa no puede sino basarse en el respeto de nuestra Carta. Este es el núcleo de la fórmula para la paz del presidente Zelenski, que apoyamos.
Nuestra responsabilidad es lograr que prevalezcan los principios fundamentales de la Carta de las Naciones Unidas frente a lo que es, sin atenuantes, una guerra de agresión ilegal e injustificable. Estoy convencido de ello: todos atribuimos gran importancia a estos principios, en particular al principio de soberanía e integridad territorial de los Estados. Sin estos principios, la fuerza dictaría la ley y la ley no podría limitar el uso de la fuerza. Sin estos principios, las fronteras dejarían de ser intangibles. Sin estos principios, no habría seguridad para los Estados y todos temerían verse invadidos por sus vecinos. Por esta razón, debemos respetar estos principios y lograr que se respeten. Debe haber quedado claro: el respeto del derecho internacional es, en todas partes, nuestra brújula.
Lo venimos diciendo claramente desde que tuvieron lugar los ataques terroristas bárbaros cometidos por Hamás y otros grupos terroristas el 7 de octubre, que condenamos con la mayor firmeza: Israel tiene derecho a defenderse contra cualquier agresión y el deber de hacerlo de conformidad con el derecho internacional, en particular el derecho internacional humanitario. Todos deben respetar este derecho, incluso Israel.
Hoy, la guerra en Gaza debe concluir: por los civiles, por las mujeres y por los hombres de Gaza, cuyos padecimientos deben, de una vez por todas, terminar; por los rehenes, que deben ser, de una vez por todas, liberados, y por la estabilidad de la región, que hoy se ve profundamente afectada.
La situación es insostenible. La cantidad de víctimas civiles es intolerable. Frente a esta catástrofe humanitaria, resulta urgente e imperioso lograr de inmediato un alto el fuego permanente y permitir, de una vez por todas, el acceso masivo y sin trabas de la asistencia humanitaria. Las necesidades de la población civil son inmensas.
Para garantizar una salida duradera de la crisis en Oriente Próximo, resulta urgente e imperioso hallar una solución política para el conflicto israelo-palestino. Esto pasa por una solución biestatal. Pueden contar con que Francia mantendrá la iniciativa, en colaboración sus socios, para que se vuelvan a emprender, de manera decisiva e irreversible, los esfuerzos de paz.
Es imperioso, también, construir desde hoy el futuro de Gaza, el «día después». La Autoridad Palestina, que apoyamos, debe poder ejercer su plena autoridad en el enclave. Para que esto se haga realidad, las Naciones Unidas tienen y tendrán un papel central que desempeñar.
Señor presidente:
Estos imperativos no deben quedarse en palabras. Debemos actuar. Y quiero repetirlo: es nuestra responsabilidad colectiva que esto se haga realidad. Por esta razón, Francia continuará trabajando en este Consejo para trazar una perspectiva.
He pedido, de hecho, que se organice esta noche una reunión sobre el Líbano, puesto que cientos de libaneses, entre ellos niños, perdieron la vida como consecuencia de los ataques israelíes. En un momento como este, el Consejo debe hacer un llamamiento en favor de la desescalada, para evitar una conflagración regional que solo traería devastación. Nuestro Consejo debe, en efecto, apelar a la razón, que conmina a la moderación y a la cesación de hostilidades, que exige lo mismo que el Consejo lleva tanto tiempo pidiendo.
Señor presidente:
No se debe olvidar ninguna guerra, ningún drama humanitario.
En Sudán, más de la mitad de la población se encuentra en una situación de inseguridad alimentaria aguda. La hambruna afecta al campamento de Zamzam, en Darfur del Norte. La situación es trágica. Debemos, por este motivo, continuar movilizándonos. Es precisamente para alertar a la comunidad internacional y conminarla a actuar frente a la situación trágica de Sudán que organizamos y acogimos en París una conferencia que permitió recolectar más de 2000 millones de euros, 900 de los cuales provinieron de la Unión Europea y sus Estados miembros, para apoyar a la población civil de Sudán y de los países vecinos. Hemos sido muchos los Estados que firmamos una declaración de principios para pedir a las partes en conflicto que cesaran las hostilidades, respetaran sus compromisos y sus obligaciones en virtud del derecho internacional humanitario y los derechos humanos. También llamamos a todos los Estados a abstenerse de realizar cualquier acción que podría agravar el conflicto. Vuelvo a hacer hoy este llamamiento.
Son muchos los esfuerzos diplomáticos emprendidos en estos últimos meses para lograr una salida de la crisis. Estas iniciativas han permitido conseguir logros humanitarios como la expedición de visados para los trabajadores humanitarios y la reapertura del paso fronterizo de Adré. Estos logros son alentadores, pero insuficientes frente a la urgencia de la situación. Juntos, debemos hacer un mayor esfuerzo.
Señor presidente:
Como miembros de este Consejo y, de manera general, como miembros de las Naciones Unidas, debemos trabajar para que el Consejo sea capaz de ejercer plenamente su responsabilidad primordial de mantener la paz y la seguridad internacionales.
Con este mismo objetivo, Francia apoya de manera clara, histórica y constante una reforma global del Consejo de Seguridad, con la convicción de que es necesario emprender una ampliación del número de miembros en las dos categorías.
Defendemos, de manera firme desde hace dos décadas, una mayor representación de África en el Consejo de Seguridad, incluso en la categoría de miembros permanentes. Es un elemento importante del modelo del G4, que apoyamos, al igual que el anhelo de Alemania, Brasil, India y Japón de adquirir el carácter de miembros permanentes.
Con este mismo espíritu de responsabilidad, Francia promueve con México otra iniciativa de reforma, que no necesita que la Carta sea modificada. Se trata de un compromiso, indispensable, de abstenerse de utilizar el veto en caso de atrocidades masivas. Es una expectativa importante que tienen los Estados miembros de la Organización, a quienes les debemos el lograr avances en esta cuestión.
Señor presidente:
El principio de humanidad debe prevalecer. Este año celebramos el 75.o aniversario de los Convenios de Ginebra de 1949, que, quiero recordarlo, son universales y se aplican en cualquier circunstancia en caso de conflicto armado.
Debemos lograr que se respeten. Junto con el CICR, que es su garante, lo recordaremos a alto nivel. Debemos lograr que se respete el derecho internacional humanitario. Porque el respeto de estas normas salva vidas, de mujeres, niños y hombres que padecen la guerra, de trabajadores humanitarios que intentan salvarlos, cuya inmensa valentía aplaudo, y también de aquellos, que, de no ser por estas normas, crecerían con una profunda herida en su memoria.
Solo hay una norma: el derecho, que se basa en nuestra Carta y nuestras convenciones, que dan primacía a la humanidad.
Pueden contar con Francia para lograr que se respete.
Nuestro Consejo también debe velar por que se respete en cualquier circunstancia.
Muchas gracias.
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