Repaso a los grandes descubrimientos arqueológicos de los últimos años
Repaso a los grandes descubrimientos arqueológicos de los últimos años (13 de enero de 2017)
La arqueología es una ciencia en movimiento:
las misiones apoyadas por el ministerio francés de Asuntos Exteriores (MAEDI) vienen acompañadas cada año de sorpresas. Algunos descubrimientos sorprenden por su carácter espectacular, ya sea por la dimensión de los restos descubiertos o por su carácter absolutamente inédito. Otros pueden parecer a primera vista más anecdóticos, pero aportan elementos muy importantes para entender las sociedades antiguas. Sea cual sea su naturaleza, siguen siendo muy relevantes por la historia que nos transmiten y por el universo que nos hacen descubrir.
Los recursos del terreno no se agotan nunca, ya se trate de tesoros enterrados en la arena que permiten descubrir civilizaciones insospechadas, de estatuillas emblemáticas o de importantes estructuras urbanas o de simples huesos o piedras talladas.
Entender nuestros orígenes: un misterio que intentamos desentrañar constantemente
El descubrimiento de los primeros australopitecos, que se remontan a 4 millones de años, en Sudáfrica en la década de 1920 y el de Lucy en Etiopía en 1974 son hitos destacados en la investigación sobre los orígenes de los primeros homínidos. Esta dinámica sigue estando de actualidad: varias misiones apoyadas por el MAEDI permiten refinar nuestro conocimiento sobre el tema.
En África, la misión del Djurab (Chad) es responsable del descubrimiento en 2001 del homínido más antiguo que se conoce, llamado Toumaï, datado de hace unos 7 millones de años. En Kenia, el descubrimiento fundamental de las herramientas más antiguas del mundo, atrapadas en capas profundas de sedimentos, revoluciona lo que sabemos sobre la talla de la piedra, anterior al género Homo. La misión de Kromdraai en Sudáfrica ha permitido por su parte establecer un vínculo cronológico entre el género Australopithecus y el género Homo en esta región menos estudiada que el África occidental, gracias al descubrimiento de restos de homínidos en 2015.
¿Y en los demás continentes? La misión franco-brasileña del Piaui estudia la hipótesis de que los primeros asentamientos suramericanos se remonten a 40.000 años, y no a 12.000 años, como se cree hoy en día. Por lo tanto, aún nos queda mucho que descubrir sobre los rastros dejados por nuestros ancestros.
Civilizaciones antiguas, nuevas miradas
Hasta las civilizaciones más estudiadas siguen desvelando secretos.
Egipto y Sudán son dos de los terrenos más destacados de la arqueología francesa. Pero el descubrimiento en 2013 de los papiros más antiguos conocidos por parte de la misión de Wadi El-Jarf (en Egipto, en un yacimiento costero del mar Rojo) abre nuevas perspectivas. Permite iniciar una reflexión sobre el funcionamiento de Egipto en una época muy antigua en la que el Estado aún estaba en fase de construcción (bajo el reino de Keops).
En otros casos, el carácter inédito de la investigación le da su especificidad, incluso en ámbitos muy trillados. La isla griega de Delos recibe nuevas investigaciones en un ámbito que ha sido poco estudiado: las prácticas higiénicas. En ella se ha descubierto un conjunto excepcional de más de 90 letrinas que arrojan nueva luz sobre los pueblos que habitaban la isla en los periodos helenístico y romano que estudia la misión de Delos.
En el recinto milenario de Angkor se ha descubierto en los últimos años un nuevo aspecto de su historia, gracias al descubrimiento de los canales de riego de la ciudad de Angkor Thom, la capital jemer durante casi diez siglos. Estas infraestructuras eran indispensables para la ciudad, que se extendía sobre 900 hectáreas compuestas antiguamente en su mayoría de agua y un lecho vegetal.
Artes, culturas, prácticas: testimonios de una vida desaparecida
Además de terminar en las vitrinas de los museos y de conformar colecciones, los restos arqueológicos pertenecen a mundos a menudo mal conocidos. Desde las estatuas monumentales a los sencillos objetos del día a día, nos cuentan épocas y culturas desvanecidas. Para entender las sensaciones que puede despertar su descubrimiento, hay que intentar reconstruir la función o el valor simbólico que tenían entonces.
Algunos de estos restos son objetos de una belleza excepcional. Así, las estatuillas en terracota de la cultura Chupicuaro (en México) se depositaban en las sepulturas de niños en el siglo IV antes de nuestra era. Nos dan información sobre los ritos funerarios y las creencias de aquella civilización. Tras su descubrimiento, una de ellas fue elegida como emblema del museo del Quai Branly.
La misión francesa de Adam, en el Sultanato de Omán, ha descubierto muy recientemente más de 630 objetos metálicos de la Edad de Hierro II (900-600 antes de nuestra era). Este conjunto de armas votivas de bronce no tiene igual en Oriente Próximo. Estas armas, descubiertas en un edificio de culto, tienen un carácter no utilitario y probablemente fueron ofrendas a una entidad de la guerra (divina o simbólica), por lo que hay que considerarlas elementos clave de unas prácticas sociales que aún se conocen mal.