Crisis alimentarias, por una respuesta eficaz y solidaria a las consecuencias de la guerra en Ucrania

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Al agredir a Ucrania, Rusia ha mermado notablemente la seguridad alimentaria de millones de personas. El impacto de la guerra va más allá de las fronteras ucranianas, es mundial: todos los países se ven afectados por el incremento del coste de los productos agrícolas; pero es aún más notable para la población de varios países en desarrollo, en un contexto que ya era de gran inseguridad alimentaria y malnutrición.

Una situación preocupante ya antes de la guerra en Ucrania

Según las últimas estimaciones disponibles, unos 800 millones de personas sufren hambre en todo el mundo. A finales de 2021, 193 millones de personas sufrían una crisis alimentaria en 53 países o territorios.
Antes de la crisis ucraniana, varios países estaban sumidos en una situación de gran precariedad, debido a una situación de seguridad, económica o climática frágil, y en particular a los efectos de la pandemia de COVID-19, que ha añadido 120 millones de personas a las que ya padecían hambre en todo el mundo.

La agresión rusa a Ucrania desestabiliza y seguirá desestabilizando la seguridad alimentaria debido:

  • a la importancia de Ucrania y de Rusia en el comercio mundial de productos agrícolas y alimentarios (ambos países representaban aproximadamente el 30 % de las exportaciones de trigo blando y el 13 % de las exportaciones de maíz en el mundo en 2021, según la FAO);
  • al bloqueo de los puertos ucranianos por las fuerzas navales rusas y la ofensiva que está teniendo lugar en el resto del territorio ucraniano, que merman la capacidad de exportación de Ucrania en un 90 %;
  • al impacto de la guerra en la producción ucraniana:
    directo debido a la destrucción de material y de infraestructuras de almacenamiento o transporte;
    indirecto, fundamentalmente por la escasez de combustibles, aunque también de abono, productos fitosanitarios y semillas, o por falta de mano de obra.

La situación es extremadamente desfavorable para algunos países de África y de Oriente Próximo, muy dependientes de las exportaciones agrícolas de Rusia y/o Ucrania en lo que se refiere a los cereales, los aceites vegetales o los abonos. Todo esto perturba las cadenas de suministro mundiales y afecta a todos los países.

Por ello, la agresión ha desencadenado un agravamiento notable de la inseguridad alimentaria mundial que ya era especialmente alta debido a la pandemia de COVID-19.

Movilización de Francia y de sus socios europeos
La Comisión Europea ha adoptado un presupuesto humanitario inicial para 2022 de 1500 millones de euros, 554 de ellos dirigidos al África subsahariana. Este presupuesto se da en respuesta a necesidades alimentarias y nutricionales así como a otras necesidades fundamentales de la población vulnerable en los países en conflicto.
Este compromiso europeo proseguirá y se intensificará, en particular bajo impulso de Francia en su calidad de presidenta del Consejo de la UE. La Comisión Europea también ha anunciado que destinaría 225 millones de euros en apoyo al Mecanismo de Recuperación y Resiliencia en beneficio de su vecindad Sur.

Iniciativas solidarias en un contexto de acciones multilaterales

Francia está convencida de que la respuesta a las crisis alimentarias, para ser eficaz, debe ser rápida, solidaria y multilateral.

El 24 de marzo, en su calidad de presidenta del Consejo de la Unión Europea, presentó la iniciativa FARM para la seguridad alimentaria de los países más vulnerables. Su actuación se enmarca en varias instancias multilaterales:

El Programa Mundial de Alimentos (PMA)

La ayuda francesa en materia de seguridad alimentaria tiene por objetivo, entre otras cosas, reforzar la actividad de las organizaciones internacionales, en primer lugar del PMA.

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

El apoyo de Francia pasa también por una movilización rápida de la FAO:

En abril de 2022 se convocó una sesión extraordinaria del Consejo de la FAO a solicitud de unos cuarenta Estados miembros, entre los que figuraban los 27 países de la UE. La reunión permitió adoptar una decisión copatrocinada por 80 Estados miembros, que llamaban a la FAO a:

  • hacer seguimiento estrecho de la repercusión de la guerra en la seguridad alimentaria mundial;
  • presentar planes a corto, medio y largo plazo para responder a estos retos.

En mayo de 2022, el ministro para Europa y de Asuntos Exteriores habló en la Conferencia Regional de la FAO para Europa. Llamó a responder con solidaridad alimentaria para dar apoyo al sector agrícola ucraniano y a los países más expuestos a las consecuencias de la guerra. En la conferencia también se adoptó por amplia mayoría una decisión en la que se condenaba firmemente a Rusia y se formulaban con precisión lo que se esperaba de la FAO.

En el G7 y en las Naciones Unidas

Francia está persuadida de que procede tener una hoja de ruta operativa que amplifique el impacto y garantice la rendición de cuentas de nuestra acción. Es el objetivo de la FARM, que queremos definir con nuestros socios regionales, en particular a escala del continente africano, con el fin de responder a las necesidades que se identifiquen sobre el terreno. Los esfuerzos emprendidos por la presidencia alemana con el lanzamiento de la Global Alliance for Food Security (GAFS) y por Estados Unidos en el contexto del llamamiento a la acción resultan fundamentales a la hora de reunir a todos los socios de buena voluntad en torno a nuestros objetivos, también aquellos del sector privado.

Esta labor no nos exime de responder a las necesidades inmediatas de los agricultores ucranianos de forma operativa, aportando gasóleo no de carretera, abonos, productos fitosanitarios y semillas, todos ellos fundamentales para el futuro trabajo agrícola, en particular la siembra de primavera y las próximas cosechas.
En particular, Francia aporta una financiación de dos millones de euros a un proyecto de la FAO específicamente dirigido a dar apoyo al sector agrícola ucraniano debilitado por la guerra. Es un reto muy a corto plazo, en un contexto en el que la FAO considera que el rendimiento de la próxima cosecha de trigo en Ucrania podría ser un 28 % menor que el de la del año pasado.

La iniciativa FARM (Misión de Resiliencia en Materia Alimentaria y Agrícola)

La propuesta francesa consiste en estructurar la iniciativa FARM en torno a tres pilares, con el apoyo de las organizaciones internacionales (por ejemplo, la Organización Mundial del Comercio, OMC; el PMA y el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola, FIDA), muy activas en la implementación de esta hoja de ruta:

1. un pilar comercial, para apaciguar la tensión en los mercados agrícolas, que incluya:
— un plan de emergencia para liberar stock en caso de crisis para evitar situaciones de escasez y moderar la subida de precios;
— el compromiso multilateral de no imponer restricciones en la exportación de las materias primas agrícolas;
— el seguimiento transparente de las trabas para el comercio de productos agrícolas y de los precios en los mercados;

2. un pilar de solidaridad para prepararse ya durante el verano de 2022 a los primeros efectos de la guerra en Ucrania, y a una bajada potencialmente sostenida de los volúmenes exportados por Ucrania, de los que dependen muchos países de África y de Oriente Próximo, así como el PMA para llevar a bien su actividad.
Francia trabaja en estrecha colaboración con el PMA para definir un mecanismo de solidaridad que podría desempeñar un papel de intermediario en caso de que se agrave la crisis. El mecanismo permitiría que el PMA y/o los países más frágiles se aprovisionaran a precios inferiores a los de mercado;

3. un pilar para desarrollar la producción en los países más afectados.
El FIDA, gracias a su amplia experiencia en este ámbito, ya ha realizado una propuesta muy concreta para:
— incrementar la inversión en los sistemas productivos sostenibles y resilientes;
— emprender un trabajo de fondo sobre los hábitos alimentarios con el fin de reducir la dependencia frente a la exportación;
— intensificar la integración de los mercados locales y regionales;
— luchar contra las pérdidas y los desperdicios de alimentos.
El objetivo inmediato consiste en reunir a todos los proveedores de fondos interesados en torno al papel de coordinación del FIDA para posibilitar que comience su acción operativa y financiera.

Estos tres pilares deben declinarse con los socios regionales, en particular a escala del continente africano, para responder lo mejor posible a las necesidades identificadas localmente.

En la continuidad de los compromisos tomados en la última Cumbre Unión Africana (UA)-Unión Europea (UE), la ambición consiste en trabajar con los socios africanos para desarrollar sectores clave como las proteínas vegetales e implementar con mayor celeridad la Gran Muralla Verde. Estos esfuerzos podrían traducirse en un plan conjunto UE-UA para el tercer pilar de la FARM con el fin de reflejar los objetivos nucleares de la estrategia alimentaria y agrícola de la UA.

Mayo de 2022