Mil millones de dosis de vacunas entregadas a través de COVAX

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I) COVAX es la traducción vacunal de la iniciativa internacional ACT-A, pilotada por la Organización Mundial de la Salud, que persigue coordinar una respuesta global a la COVID-19 justa y solidaria.

Justa, porque resultaría intolerable que unos pocos tuvieran acceso a los recursos necesarios para luchar contra la pandemia (test, vacunas, tratamientos) y los demás no.

Solidaria, porque el virus no entiende de fronteras y a todos nos interesa que el planeta entero esté protegido.

El papel de Francia a la hora de unir a los Estados y otros actores y promover un acceso justo a todo aquello que necesitan los países para luchar contra la crisis sanitaria ha sido decisivo. Aunque ya se han movilizado recursos considerables, el acceso a las soluciones contra el virus sigue siendo demasiado desigual en el mundo, en particular en lo que se refiere a la vacuna.

El mecanismo COVAX resulta imprescindible para el avance de la vacunación en el mundo, en particular para los más vulnerables.

II) Francia ha desempeñado un papel fundamental para que el acceso a la vacuna sea más justo.

A pesar de que la comunidad internacional pusiera medios considerables para financiar la adquisición y la distribución de dosis ya en un primer momento, las limitaciones en la capacidad de producción mundial de vacunas y su concentración en determinadas regiones alargaron mucho los plazos de entrega y ralentizaron la vacunación a escala mundial. Los países en desarrollo, que no disponen de capacidad de producción in situ, han sido las primeras víctimas de este fenómeno de cuello de botella. Pero el reto que plantea la vacunación tiene que ver con la velocidad con la que se lleva a cabo, puesto que mientras la circulación del virus no se ralentice, las probabilidades de que aparezcan nuevos variantes seguirán aumentando.

Por ello, el 19 de febrero de 2021, en una videoconferencia de los miembros del G7, el presidente de la República Francesa anunció que Francia sería el primer país del mundo en acompañar su contribución económica a COVAX con donaciones de parte de las dosis que adquiría para sí misma. Actualmente, las donaciones en especie representan más de la mitad de las vacunas entregadas en el marco de COVAX.

Por tanto, gracias a esta modalidad iniciada por Francia, se ha podido acelerar la vacunación en los países más vulnerables.

El presidente Emmanuel Macron se comprometió a que Francia alcance de aquí a mediados de 2022 los 120 millones de dosis de vacunas compartidas con los países en desarrollo.

A día de hoy, Francia ya ha donado más de 75 millones de dosis, de las cuales 47,4 millones ya se han entregado.

En paralelo a este esfuerzo, el presidente ha querido que Francia esté en primera línea, acompañando el desarrollo de capacidades de producción de vacunas en todo el mundo y en África en particular. El enfoque ya se está concretizando, puesto que el 21 de junio de 2021, el director general de la OMS, el presidente de la República de Sudáfrica y el presidente de la República Francesa anunciaron que se crearía en Sudáfrica un hub tecnológico en colaboración con los laboratorios Biovac y Afrigen, financiado por Francia en un 50 %, para que expertos africanos puedan ser formados en producción de vacunas ARNm, con el fin de que trabajen después en todo el continente. La actividad del centro comenzó en el mes de septiembre de 2021.

Francia entiende apoyar proyectos similares en varios Estados africanos, en particular en Ruanda y en Senegal, invirtiendo a la vez en las fábricas y en la formación de los trabajadores, para que las vacunas que necesitan los africanos puedan fabricarse en África, y que este continente no se limite a producir el 1 % de las dosis que se producen actualmente en todo el mundo.

También parece fundamental que se haga todo lo posible por que, en caso de crisis sanitaria, la propiedad intelectual no suponga un freno para la capacidad de movilizar todas las fábricas existentes para producir vacunas o tratamientos. Por tanto, Francia ha entablado una colaboración inédita con una organización que ha demostrado su competencia en el incremento de la producción de los tratamientos contra el sida en África, con el Banco de Patentes de Medicamentos, por un importe de 20 millones de euros. Éste fomentará que se transfiera tecnología y se compartan licencias de forma voluntaria.

Vacunas, y no sólo vacunas.

ACT-A se articula alrededor de 4 ejes principales: convertir la vacuna en un bien público mundial y también desarrollar capacidades de diagnóstico, hallar tratamientos contra el virus y reforzar los sistemas sanitarios en los países más frágiles.