Entrevista al Presidente de la República Francesa, Emmanuel Macron, en Al Jazeera (30 de octubre de 2020)

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Periodista
Buenos días, señor presidente.

Presidente de la República Francesa
Buenos días a usted, bienvenido.

Periodista
Gracias por conceder esta entrevista a Al Jazeera. Francia ha recibido dos golpes en dos semanas, doble conmoción, en un centro educativo de Conflans-Sainte-Honorine y en una iglesia de Niza. El mundo musulmán le sigue y usted mismo sigue las reacciones del mundo musulmán. ¿Qué puede decirle hoy al mundo musulmán?

Presidente de la República Francesa
Gracias por estar aquí. Hace bien en recordar que nuestro país ha sido golpeado en tres ocasiones mediante actos terroristas perpetrados por extremistas violentos que lo han hecho deformando, corrompiendo el islam, mediante actos que realmente han sobrecogido y herido al pueblo francés: la decapitación de un profesor por ejercer la docencia con libertad y, en Niza, este jueves, la decapitación de dos personas y el acuchillamiento de una tercera persona en una iglesia, en la basílica Nuestra Señora de Niza. Francia está conmocionada a raíz de estos atentados, tiene una sensación de tristeza y de unión, y a la vez de ira. Y, por primera vez, mientras éramos víctimas de estos atentados ha habido reacciones muy fuertes a escala internacional, creo yo, con ataques a Francia en base a muchos malentendidos. Por eso, quiero disiparlos, también aquí con usted, porque he seguido lo que a veces se publicaba en sus redes sociales, en su cadena, y creo que hay que disipar muchos malentendidos. Si me lo permite, mis primeras palabras van a ir para los franceses cuya confesión es más bien católica, porque ayer se les hirió muy profundamente. Quiero reiterarles que tienen nuestro apoyo, que la República Francesa los protege. Hace unos minutos hablaba con el Papa precisamente sobre esto. Por otro lado, de forma más general, quiero reiterar que Francia atribuye gran importancia a la libertad religiosa y a lo que a menudo se llama laicidad, ese término tan complicado que da lugar a tantos malentendidos que, espero, lograremos disipar hoy. Quiero recordar que es la libertad de creer o no creer, que convierte a Francia en un país en el que se quiere que cada persona sea un ciudadano sin importar su religión, en el que todas las personas tienen los mismos derechos políticos y cívicos sin importar su religión y en el que, de alguna manera, la sociedad vive con todas las religiones que se expresan en él y, resulta importante que la transcendencia tenga cabida en la sociedad, pero el Estado debe garantizar ese derecho a todas las personas. Y, contrariamente a lo que he oído a menudo estos últimos días, lo que quiero decir es que nuestro país es un país que no tiene ningún problema con ninguna religión del mundo porque, de hecho, todas ellas se ejercen en él con libertad. Y en lo referente a los franceses de confesión musulmana, como, de hecho, a todos los ciudadanos del mundo cuya religión es el islam, quiero decirles que Francia es un país en el que esa religión también se ejerce con libertad. No hay estigmatización, todo eso es mentira. Francia es un país cuya vocación universal consiste de hecho en mantener el apego por la paz, por la capacidad para vivir independientemente de la religión de uno. Así que se han dicho muchas falsedades. Quiero trasladar desde aquí un mensaje firme contra el terrorismo, contra todos esos extremistas violentos, y a la vez un mensaje de paz, de unidad, de restitución de una verdad. Es el objetivo principal de mi conversación de hoy con usted.

Periodista
Sabiendo que los musulmanes son los primeros en sufrir la violencia, incluso que siempre acaban pagando. En relación con las caricaturas que se han publicado en Francia en varias ocasiones, esas caricaturas que retratan al profeta del islam, al de los musulmanes: los musulmanes se sienten heridos y ofendidos cada vez y, a veces, sienten que se les entiende mal. ¿En qué medida puede tomarse en consideración el sentir de los musulmanes?

Presidente de la República Francesa
Vuelve a hablar, y empezamos por uno de los malentendidos de las últimas semanas. En cualquier caso, el malentendido del tema de las caricaturas o, siendo más severo, la fuente de mucha manipulación. No es un tema nuevo. Acuérdese de que, hace algo más de quince años, ese mismo tema también generó terribles polémicas con Dinamarca, y el apoyo de Francia en aquel momento, y hoy las genera con Francia. Nuestro país tiene su historia y la historia de nuestro país es la de haber construido lo público extrayéndolo, de alguna manera, de la religión. Eso es lo que también se llama a menudo laicidad, porque Francia tiene una historia que al principio tenía más bien que ver con la religión católica. Hemos erigido nuestra legislación, que es fruto del pensamiento de las Luces, esa legislación emana del pueblo francés, de un pueblo soberano. Y en nuestra legislación, nuestros principios, nuestros derechos, figuran las libertades individuales, la libertad de culto mencionada anteriormente, que defendemos y que se ejerce en nuestro país, y también la libertad de conciencia y la libertad de expresión. Esto quiere decir que, en nuestro país, en Francia, cualquiera que sea periodista puede expresarse con libertad sobre el presidente de la República Francesa, el Gobierno, la mayoría política o la minoría, y sobre el resto del mundo. Esa libertad de expresión también comprende la posibilidad de dibujar, de caricaturizar. Ése es nuestro derecho. Es antiguo, se remonta a finales del siglo XIX. Resulta importante defenderlo, porque es el que quiere el pueblo francés, y estamos en un país soberano. Ese derecho ha llevado a que haya caricaturas en la prensa, y también tenemos una historia. Y esas caricaturas se han burlado de líderes políticos, de un servidor como del que más, y es normal, y de muchas religiones, de todas las religiones. Y cuando hablamos de caricaturas, quiero que sepan que muchos títulos de prensa, Charlie Hebdo, puesto que se ha hablado mucho de éste, han caricaturizado en primer lugar y sobre todo al dios de los cristianos, han caricaturizado la religión judía, a los rabinos, etc. Y ahora, efectivamente, desde hace varios años, caricaturizan al profeta Mahoma, efectivamente, también caricaturizan la religión musulmana. Entiendo los sentimientos que despierta este fenómeno, los respeto, pero quiero que comprendan mi papel. Mi papel es apaciguar las cosas, como estoy haciendo, y proteger esos derechos a la vez. Y hay una diferencia, importante, que todos los musulmanes que hayan podido sentirse ofendidos deben entender. La cuestión no consiste en saber si Francia, y al representarla, el presidente de la República Francesa, hace esas caricaturas y las apoya como tales. Ésa no es la cuestión, puesto que la prensa es libre, no son diarios oficiales, el Gobierno francés no es el autor de dichas caricaturas. Sino en saber si el presidente de la República Francesa está de acuerdo con la supresión de ese derecho en Francia. La respuesta es no, porque es un derecho del pueblo francés y afecta a todo el mundo. Y, por tanto, lo que resulta importante es mi obligación de preservar dicha libertad. Y quiero además que todo se haga respetando a cada uno de nosotros, pero esa libertad es importante. Y muchas cosas que se han dicho estas últimas semanas sobre las caricaturas, puede condenárselas, y así está muy bien. Es tan cierto como que hay personas que en Francia pueden hacerlas, al igual que en otros países que valoran la libertad de expresión, me parece completamente normal que otros reaccionen y digan que no están de acuerdo. No estoy… Pero hay dos cosas que no puedo aceptar. La primera es esa confusión que han alimentado muchos medios de comunicación, y a veces líderes políticos y religiosos, afirmando que esas caricaturas son algún tipo de proyecto o que emanan del Gobierno francés o del presidente de la República Francesa. No, yo estoy aquí para preservar ese derecho y lo preservaré siempre. Y sí, hay personas que lo ejercen, así es. Y la segunda es que en nombre de dicha reacción pueda justificarse directa o indirectamente cualquier violencia. No soy especialista en teología, pero por lo que yo he entendido, el islam no legitima o apoya el recurso a la violencia, sea del tipo que sea. Así que comprendo y respeto que las caricaturas puedan ofender, pero no aceptaré nunca que la violencia física pueda justificarse ante dichas caricaturas, y siempre defenderé la libertad de decir, de escribir, de pensar y de dibujar en mi país. No quiere decir que a título personal yo apoye todo lo que se dice, se piensa o se dibuja, quiere decir que considero que esas libertades, esos derechos humanos que se pensaron, se quisieron, se crearon en Francia, debemos protegerlos y proteger también la soberanía del pueblo francés que así lo quiere.

Periodista
Señor presidente, le traslado las preguntas que surgen cada cierto tiempo en el mundo árabe y en el mundo musulmán en base a algunas de sus declaraciones. En el discurso que pronunció durante el homenaje al profesor asesinado, Samuel Paty, declaró, y cito: «No renunciaremos a las caricaturas, a los dibujos, aunque otros retrocedan». Esa firmeza se basa en la libertad de expresión, pero en caliente se percibe como una especie de desafío y desconsideración del sentir de los musulmanes. ¿Cómo debe considerarse?

Presidente de la República Francesa
Bueno, acabo de explicárselo. Pero, en primer lugar, respecto de la frase que acaba de decir, y le agradezco que la haya retomado literalmente, las traducciones de muchos medios de comunicación del mundo árabe, las he visto en las redes sociales, encerraban una mentira. Han puesto en boca mía que «apoyo las caricaturas que humillan al profeta». Nunca he dicho eso, en primer lugar, porque esas caricaturas, y es importante para todos los musulmanes que nos escuchan, se hacen caricaturas así de todas las religiones, de todas, no hay caricaturas de una religión en especial, más que de otra, y más aún, de todos los dirigentes. Lo segundo es que he dicho que protegía ese derecho porque mi papel es ése y porque considero además que, en la sociedad, debemos aceptar, cuidar el respeto que cada uno le tiene al prójimo. Pero no me corresponde a mí, como presidente de la República Francesa, menoscabar dicho derecho porque algunos se hayan sentido ofendidos. Esto es lo que querría que comprendieran porque, si así fuera, estaría instaurando en mi país algo parecido a un orden moral u orden religioso. Les estaría diciendo a aquellos que escriben o dibujan: «No podéis decir esto porque ofende a algunas personas». Y, poquito a poco, la libertad de expresión iría mermando porque se iría convirtiendo en ese espacio en el que, de alguna manera, unos dejaran de hablar de otros. Y ahí radica la dificultad del proyecto colectivo de Francia y yo creo en el proyecto de las Luces, de los valores que defendemos, que no se limita a la sencilla coexistencia de unos con otros, sino que significa aceptar que nos comentemos unos a otros desde la calma, desde ese respeto en el que creo, a veces de burlarnos unos de otros, independientemente de nuestra religión o filosofía, pero de aceptar hacerlo dentro de un marco respetuoso y pacífico. Y con respecto a la frase que ha citado, las reacciones del mundo musulmán, creo en primer lugar que se han debido a muchas mentiras, a la corrupción que he mencionado y al hecho de que la gente ha creído entender que yo estaba a favor de esas caricaturas. Y les puedo decir que eso en realidad ni tan siquiera importa. Yo estoy a favor de que se pueda escribir, pensar y dibujar libremente en mi país, porque pienso que es importante, que es un derecho, que son nuestras libertades. Comprendo que pueda ofenderles, lo respeto, pero hay que hablar de ello. Hay que hablar de ello. Hay que construir ese espacio de respeto y de comprensión mutua. Pero pienso que la solución no consiste en prohibir ese derecho, y aún menos en justificar cualquier tipo de violencia en nombre de su capacidad de ofender.

Periodista
En cuanto a las caricaturas, por supuesto, ese tema que sigue ahí, que está en portada, los musulmanes se oponen a todas las caricaturas de Moisés, de Jesús y de la Virgen María pero notan que hay cierta facilidad para repetir los dibujos, las caricaturas de Mahoma, del profeta del islam. Su publicación es muy fácil, y republicarlas también, la repetición, como si fuera más fácil caricaturizar al profeta del islam que al resto.

Presidente de la República Francesa
No, se lo he dicho, en primer lugar, es falso desde el punto de vista factual y no es cierto en esta historia. Los católicos de nuestro país a veces se han sentido muy ofendidos por lo que habían visto, sé que los judíos también han podido sentirse así, así que hay que hablar de ello. Saben, cuando le afecta a uno mismo, y ya no hablo de caricaturas de una religión, sino de un mandatario, puede a uno no gustarle, pero, insisto, el mero hecho de que a uno no le guste o le ofenda algo no justifica la violencia. Pero no acepto la idea de que pueda producirse algún tipo de estigmatización. Es falso. Y también quiero insistir en el hecho de que la libertad de expresión es algo mucho más amplio que va mucho más allá de la simple caricatura, pero ahí está. Así que creo que no hay que caer en una especie de provocación frente a la provocación. Quería volver a explicar la verdad sobre esto, y a la vez la historia. Esos dibujos se han hecho en Francia, en Francia la ley que se aplica no es la del islam, sino la del pueblo francés soberano. Es él quien las decide, y estas leyes en concreto se remontan al siglo XIX. ¿Quién soy yo para decir que debo prohibir algo porque una religión tiene un problema con determinada representación o determinada palabra? No puedo hacerlo y creo que no es mi cometido. Y lo que quiero es que, juntos, y por eso éste es un mensaje de… quiero desentrañar las mentiras y las ambigüedades y decir a todos los musulmanes del mundo: en sus países hay cosas que no necesariamente gustan a algunas religiones o quizás a los ciudadanos de mi país, ¿acaso les atacan porque no les gusta, porque les ofende? No. Debemos aprender a conocernos unos a otros, a entender de dónde vienen nuestras leyes, nuestras costumbres. Pero con esas caricaturas, con esa libertad de expresión, no se hace nada contra una religión, cualquiera que sea, y en particular contra el islam. Pero en nuestro país es importante –y en muchos países, lo observo con cierta tristeza, estas últimas décadas se ha renunciado a la libertad de expresión en muchos países del mundo, por polémicas, por miedo, por el caos que conlleva precisamente este tipo de reacciones. Y, por tanto, estamos ante una forma de reducción de esa libertad de dibujar, de hablar, y a veces de provocar, que es grave para la libertad de todos nosotros. Así que tengan por seguro que, aquí, su servidor, como presidente de la República Francesa, respeta a todos los conciudadanos de Francia y a todos los ciudadanos del mundo, sin importar su religión. Y siento gran apego por dicho respeto.

Pero quiero que comprendan en qué consiste el ejercicio de dicha libertad, que vale en Francia y en otros países, y que tratar a los musulmanes como al resto de religiones, intentar asentar ese espacio de respeto en el que se puede aceptar el humor, la distancia, es también una muestra de mi respeto. Me tocará decir cuándo a veces algo resulta ofensivo, pero no prohibirlo o reducirlo, para que pueda hablarse de ello.

Periodista
A menudo, cuando se habla del islam en Francia, los musulmanes aluden al antisemitismo. ¿Por qué hay leyes que penalizan el antisemitismo? ¿Por qué hay leyes que zanjan el debate sobre algunos hechos históricos?
Por ejemplo, el revisionismo, cosas así que no se pueden, que están amparadas por la ley francesa.

Presidente de la República Francesa
Sí, lo confirmo.

Periodista
¿No puede haber leyes para proteger los símbolos sagrados?

Presidente de la República Francesa
Confunde dos cosas: la historia, el respeto de los pueblos entre sí con las religiones. Francia combate el antisemitismo y el racismo en todas sus formas, y el antisemitismo por ser ataque, cuestionamiento, odio a un pueblo, pero a todos los pueblos. En Francia, la ley combate y prohíbe el antisemitismo y el racismo. Así que no sólo se trata del antisemitismo, eso es falso, sino de todo tipo de racismo. Pero, de la misma manera, en Francia se tiene derecho a caricaturizar, volviendo a lo anterior, a criticar el judaísmo, como cualquier otra religión. No hay doble rasero, no hay dos condiciones distintas. Es mentira, mentira. En Francia hay una ley que penaliza el revisionismo histórico porque muchas personas construyeron el antisemitismo a partir de la negación de la Shoah. Es un hecho histórico. Pero en Francia lo único que hacemos es acompañar un hecho histórico. Si buscan la negación de tal o tal genocidio o de enseñar tal o tal fase de la historia, vayan a otros países, no a Francia. Reconocemos las cosas, incluso los crímenes que nosotros mismos hemos cometido. Quiero recordarlo, hace 25 años que Jacques Chirac reconoció la responsabilidad del Estado francés en la Segunda Guerra Mundial. Nosotros mismos hemos reconocido lo que hicimos con la esclavitud y el colonialismo. Así que Francia mira su historia desde la verdad, pero entiende que cada uno haga lo propio y que el odio no beba de una historia revisada, corregida o falsa. Y, por otra parte, no es el Gobierno quien escribe la historia, sino los historiadores. La ley dicta que, en Francia, se lucha contra toda forma de racismo y antisemitismo. ¿Quiere decir esto que no existen? Existen y son una terrible lacra que combatimos. Ya al principio de mi mandato le pedí al Gobierno que se esforzara aún más en este ámbito y, de hecho, independientemente de su sensibilidad política, mis predecesores también lo hicieron, porque estos últimos años había mucha violencia contra los judíos en Francia, y porque ciertos actos que se cometen por motivos racistas son inaceptables. Todos esos actos, los combatimos de la misma manera. Y, luego, como he dicho, existe la posibilidad de criticar las religiones. Y también están los actos que algunos cometen contra algunas religiones. Voy a ser muy claro con esto, no quiero que dejemos pasar ni una. Aunque actualmente, ahora mismo, hay gente cometiendo actos contra musulmanes por su condición de musulmanes, contra católicos por su condición de católicos, contra protestantes por su condición de protestantes, contra judíos por su condición de judíos, y podría seguir. Así que he querido que el ministro del Interior pueda encomendar a un diputado la identificación, el seguimiento y la transparencia de todos los actos que se cometen contra nuestros ciudadanos en suelo francés en razón de su confesión.

Periodista
Tras las críticas que ha recibido Francia en las últimas semanas hay una campaña de boicot, ¿cuál es su reacción ante dicha campaña?

Presidente de la República Francesa
Es indigna y la condeno. Pero la llevan a cabo determinados grupos privados porque no han entendido y se basan en las mentiras y las caricaturas, a veces otros mandatarios. Es inadmisible. Porque, ¿usted entiende lo que está pasando con las caricaturas? Por decidir que, en Francia, que es un país soberano, se aplique el derecho, la ley que quiere el pueblo soberano. Por procurar yo mismo apaciguar los ánimos… pero a ese derecho no voy a renunciar, porque sería inconstitucional y una terrible pérdida de soberanía para nosotros, por eso, porque hay gente que confunde esta postura que, a mi entender, no puede atacarse diciendo que las apoyo, y esa gente se pone a atacar a un Estado. Y también se lo digo a muchos dirigentes: en Francia, la prensa es libre. En muchos países que han llamado al boicot ya no hay una prensa libre, así que ya no existe la posibilidad de caricaturizar no sólo al profeta o a Dios o a Moisés o a quien sea, sino a los propios mandatarios del país. A veces hay caricaturas de mandatarios extranjeros, pero no de los del país en el que se vive, porque a los caricaturistas o a los dibujantes se les rompen las manos, porque a veces se asesina o se encarcela a periodistas. No es el caso de Francia. Así que cuando un periódico dice algo en Francia, no significa que sea la postura del Gobierno. Y decidir boicotear a un país, a un pueblo, porque un periódico ha dicho algo en nuestro país es una locura. O es una simple transposición de lo que ocurre en algunos países, pero no en el nuestro ni en el mundo libre, porque la palabra de un periodista no es propagandística. Nosotros ya no tenemos de eso, y me alegro.

Periodista
¿Teme que haya repercusiones para los franceses en el extranjero, para las empresas francesas en el extranjero?

Presidente de la República Francesa
Creo que todos aquellos líderes políticos y religiosos que no condenen con la mayor claridad cualquier forma de violencia contra Francia, que es un país de libertad y de luces, adquieren una responsabilidad, a veces directa, y en cualquier caso y sin duda indirecta, en la violencia que pueda ejercerse contra ciudadanos franceses en Francia o en el extranjero. Por ello, el mensaje pacificador, de amistad, que quería enviar hoy también es un mensaje que llama a la responsabilidad. Estos últimos días he visto cómo demasiadas personas afirmaban lo inaceptable sobre Francia, corroboraban todas las mentiras vertidas sobre nosotros, sobre lo que yo podía haber dicho, y se convertían en cómplices tácitos de la peor de las opciones. Sabe, quiero que entienda lo que estamos haciendo en Francia. Hace varios años que luchamos enérgicamente contra el terrorismo. Se ha cobrado la vida de más de 300 de nuestros ciudadanos y de algunos extranjeros que vivían en nuestro país. Ese terrorismo que se ejerce en nombre del islam es una lacra para los musulmanes de todo el mundo. Usted mismo lo ha dicho hace un rato. Sabe, si miramos hoy las cifras que se tienen por oficiales, en estos últimos 40 años más del 80 % de las víctimas de este terrorismo en todo el mundo han sido musulmanas. Cuando determinados grupos secuestran en Nigeria a chicas jóvenes en nombre del islam, esas chicas, esas familias musulmanas, son las víctimas. Cuando se bombardean maternidades, cuando… Podría dar multitud de ejemplos. Los musulmanes son las principales víctimas del terrorismo ejercido en nombre del islam. Ese terrorismo lo combatimos porque nos azota en nuestro propio suelo. Y hay una segunda categoría contra la que también he decidido luchar, y esto también ha podido comprenderse mal por un problema de traducción. Se trata de lo que en Francia conocemos como «islamismo radical». ¿Qué quiere decir? Se refiere a los extremistas violentos que corrompen la religión y cometen actos violentos en el seno del islam. Y se ha traducido que la lucha que estaba librando era una lucha contra el islam. Al contrario. Francia es un país en el que varios millones de ciudadanos tienen el islam por religión. No voy a luchar contra ellos. Son ciudadanos plenos, quieren vivir en paz. Y, en todo el mundo, países amigos nuestros tienen el islam como religión mayoritaria. Pero hoy, en nombre del islam, corrompiendo la religión, hay extremistas violentos que optan por la peor de las opciones. Y no son terroristas. ¿Qué hacen entonces? Desescolarizan a niños, los adoctrinan y justifican la violencia. En nuestro suelo, en Francia, actúan en conexión con grupos que están en el extranjero. Así que llevamos tres años trabajando con gran energía, precisamente, para intentar mermar su influencia con el fin de proteger a nuestro pueblo y para proteger, entre otras cosas, a los franceses de confesión musulmana, porque quizás estén alimentando poco a poco un sentimiento que puede serles nocivo, para la amistad entre religiones, precisamente. Porque como todo esto se hace en nombre de una religión, va naciendo cierta incomprensión. Por eso, en el discurso de Les Mureaux reafirmé mi determinación a principios de octubre mediante un proyecto de ley que está al caer, que hemos llamado «separatismos», pero quiero despejar cualquier ambigüedad, es un proyecto de ley para luchar contra esos grupos y extremistas violentos que actúan en nombre del islam. Para proteger a todos los franceses y francesas y, de forma más general, y en particular, a aquellos cuya religión es el islam. Entonces, ¿qué vamos a hacer? Vamos a impedir que desescolaricen a niños de la República, impedir que haya flujos de financiación relacionados con la actividad terrorista que acaban permitiéndoles actuar. Vamos a lograr una transparencia financiera. Y, sobre todo, vamos a asegurarnos, lo que a mi entender es fundamental en Francia, que cualquier persona, independientemente de su confesión, ésa no es la cuestión, independientemente de su religión, respete plenamente las leyes de la República Francesa. Eso es lo fundamental. Así que eso es lo que estamos haciendo. Pero yo quiero distinguir entre estos extremistas que cometen los peores actos posibles o los justifican, a veces con discursos muy sofisticados y peligrosos, y los musulmanes. Y, en todo el mundo musulmán, estas últimas semanas se ha intentado mezclar a ambos deformando mis declaraciones, poniendo mentiras en mi boca, diciendo que el presidente de la República Francesa y, por tanto, Francia, tienen un problema con el islam. No, no tenemos ningún problema con el islam. De hecho, nuestra historia intelectual, cultural, está entrelazada con el islam. Somos uno de los primeros países en haber traducido el Corán. Desde el siglo XVII, el Corán se traduce y se enseña en La Sorbona, grandes controversias han tenido lugar en esa institución. Somos uno de los primeros países en haber abierto una magnífica mezquita en el corazón de la capital, la Gran Mezquita de París. Y pregunten a nuestros representantes religiosos, al presidente del Consejo Francés del Culto Musulmán, al rector de la Gran Mezquita. Le dirán lo mismo que acabo de decirle yo. Y, por tanto, la lucha que hemos emprendido, que es una lucha fundamental para nuestras generaciones, es una lucha contra el terrorismo, contra el extremismo violento y todos los discursos que justifican esta violencia en nombre del islam, una lucha que se libra, eso sí, para proteger a nuestros conciudadanos en todos los países del mundo, sin importar su religión, también a los musulmanes.

Periodista
El islam. Esa palabra, que dijo en su discurso de Les Mureaux y, sobre todo, esa frase muy repetida y publicada varias veces, que dice así: «El islam es una religión que actualmente está en crisis en todo el mundo». Esta frase fue pronunciada en un discurso de setenta minutos, pero se ha focalizado la atención en esa frase que ha enfadado a mucha gente. Señor presidente, ¿qué quiere decir con esa frase y ese diagnóstico?

Presidente de la República Francesa
Lo que acabo de decir ahora mismo. Tiene razón cuando dice que la frase ha sido sacada de contexto y de un discurso de setenta minutos. Pero lo que quise decir muy claramente es que, hoy, hay personas en todo el mundo que, en nombre de esa religión, la deforman pretendiendo defenderla, y matan, asesinan, degüellan y cuyo discurso justifica algo así como la salida del resto del mundo de grupos humanos. Y que, hoy, se ejerce una violencia que defienden movimientos, individuos extremistas, en nombre del islam. Y es un problema para el islam, evidentemente, puesto que los musulmanes son las primeras víctimas de este fenómeno, ya he dado la cifra, son más del 80 %, y también es un problema para todos nosotros. Y todas las religiones han sufrido este tipo de crisis en algún momento de su historia.

Periodista
Entonces, para ser más claros, ¿la crisis no está produciéndose en el seno del islam, sino en el de la sociedad musulmana?

Presidente de la República Francesa
La crisis está en el seno de nuestras sociedades porque, en todas partes hay personas que, en nombre de una religión, y de hecho muchas veces conociéndola mal, a veces con la complicidad de gente que la conoce mejor o que pretende conocerla mejor, cometen los actos más abominables: actos terroristas, actos de gran violencia o proyectos políticos totalmente contrarios a nuestros valores y a la capacidad de convivir. Es lo que va precisamente de esos extremistas violentos al terrorismo. Esas personas son un peligro para la sociedad, y lo estamos sufriendo. Son un peligro porque, cuando lo del Bardo, Túnez sufrió en sus carnes atentados cometidos precisamente por esos terroristas. Hace varias décadas, Argelia sufrió terribles atentados perpetrados por extremistas en nombre de esa religión. Afganistán también lo ha sufrido. Actualmente lo está sufriendo el Sahel y el África subsahariana, y nuestras sociedades lo sufren. No podemos hacer como si nada. Esa gente no lo hace en nombre de otra cosa. Por tanto, y por eso el momento en el que estamos es tan importante, he querido hablar con usted. Porque pienso que es absolutamente vital para todos nosotros que todos los musulmanes del mundo consideren la situación desde una lucidez extrema y ayuden a todas aquellas personas que quieren luchar contra la violencia. Nada la justifica. Y que deben reunirse en torno a iniciativas que debemos tomar, precisamente para luchar de forma clara no sólo contra los terroristas, sino también contra los ideólogos que justifican el terrorismo. Y, a mi entender, hay un aspecto clave en la batalla que estamos librando, y es que, al final, en el mundo se ha desarrollado una ideología que, corrompiendo una religión, se ha tornado en una ideología de muerte. Eso es el extremismo violento en nombre del islam. Eso es lo que ha hecho Al Qaeda. Eso es lo que ha hecho Dáesh. Justo eso es lo que hacen los grupos del Estado Islámico del Gran Sáhara y algunos otros. Por tanto, tras todos esos grupos terroristas hay personas que se presentan como predicadores, intelectuales, organizadores, inclusive en nuestras sociedades, cuyo discurso parece estar al límite de lo que se puede aceptar, pero que justifican el recurso a la violencia. Por eso todos debemos tener líneas rojas. Y, en particular, la condena clara de cualquier tipo de violencia es una línea roja. Y cuando veo que hoy algunos dirigentes, lo repito, políticos o religiosos, justifican las decapitaciones o el terrorismo cuando estiman que se les ha humillado o herido con un dibujo, esas personas están optando por un bando. Esas personas, en el momento de aclarar las cosas, mantenemos contactos, ya no defienden a los musulmanes del mundo, defienden a los terroristas y justifican sus actos. Debemos tenerlo claro todos, juntos. Y lo digo porque el mensaje enviado a todos los musulmanes del mundo también debe ser un mensaje de verdad y de protección, porque ellos son los primeros en verse amenazados por esta deriva. Eso es lo que he querido decir con esa formulación. Actualmente hay hombres y mujeres que, en el fondo, sustentan una ideología cuya lógica es la de la muerte y, deformando, corrompiendo una religión, justifican el crimen y la voluntad de dejar de convivir.

Periodista
Los musulmanes en Francia necesitan, los musulmanes franceses… Esa comunidad necesita que se la calme, que se la tranquilice.

Presidente de la República Francesa
Por supuesto, porque todo esto nos afecta. Porque los franceses de confesión musulmana a veces acuden a sus medios de comunicación, y debemos decirlo, dan una determinada imagen de la violencia y las contraverdades que proliferan en las redes sociales. Así que todos tenemos la responsabilidad de calmarlos. Ustedes también, por eso estoy aquí. Su cadena es importante, sus redes sociales también, que a veces podría creerse que no vivimos en el mismo mundo. En cualquier caso, que el foco sólo se pone en una única cuestión. El Estado francés no tiene religión. La sociedad francesa las acoge a todas. Y, por tanto, todos los franceses, todas las francesas tienen que poder vivir su religión con serenidad. Y todos los franceses, todas las francesas, sin importar el origen, sin importar las otras posibles nacionalidades que puedan tener, deben respetar totalmente todas las leyes de la República Francesa. Así funciona. Pero quiero enviar un mensaje de calma y paz porque mi proyecto, nuestro proyecto, el proyecto que me ha encomendado el pueblo francés y que, creo, es el proyecto histórico de nuestro país. Su misión profunda es una misión de paz entre religiones, porque es una misión de conocimiento, de construcción de la razón. Y, por tanto, de alguna manera, yo no me preocupo por saber en qué cree. Me preocupo por saber si respeta todas las leyes de la República. Si vive en Francia, no aceptaré nunca que no respete una ley del país por su religión. Pero quiero que pueda creer en su dios, cualquiera que sea, con calma, con serenidad, en Francia. Por tanto, las veces que se cometen actos contra musulmanes en Francia, quiero decirles que no dejaremos pasar ni una. Y los hay, y hay sucesos. Lamentablemente, los que se cometen contra nuestros conciudadanos, cualquiera que sea su confesión, últimamente son demasiado frecuentes. Demasiado frecuentes.

Periodista
Señor presidente, ha hablado de separatismo, término que en poco tiempo se ha retomado mucho y todo el mundo habla de ello. Da la sensación de que este término estigmatiza a los musulmanes en Francia. Y en su discurso de Les Mureaux, habló y dijo: «Nosotros mismos hemos erigido nuestro propio separatismo». ¿Hemos de entender que el Estado tiene alguna responsabilidad en ello?

Presidente de la República Francesa
Sí, dije que en cualquier caso había, que la política que llevamos a cabo consiste en luchar contra esos extremistas violentos que actúan en nombre del islam. Pero que el Estado debía volver a implantar una política para muchos niños de nuestro país, que viven en suelo francés y que se sienten abandonados, porque veo la situación con lucidez. Cuando hablé de separatismo, ¿qué quiere decir y por qué coincide con lo que le he descrito hace un rato? Porque ciertos grupos que llamo extremistas violentos actúan en nombre del islam, corrompiendo la religión, enseñan, explican desde asociaciones, utilizando todas las libertades y los derechos que garantiza la República, que nuestro país garantiza. Enseñan que no hay que respetar a Francia, que no hay que respetar su legislación, que, de alguna manera, hay que salirse de las leyes. Enseñan que la mujer no es el igual del hombre. Enseñan que una niña no debe tener los mismos derechos que un niño.

En Francia, no. Se lo digo muy claramente: en Francia, no. Nosotros creemos en las Luces. Y las ciudadanas tienen los mismos derechos que los ciudadanos. Es algo existencial. Así que nunca, nunca, nunca aceptaré asociación alguna, por mucho que lo haga en nombre de una religión que quisiera extender sus derechos. En cualquier caso, que dijera que una niña y un niño no son equivalentes. No recibirá la misma enseñanza. No se le brindarán las mismas oportunidades, porque ése no es el derecho francés. La gente que crea esto, que vaya a hacerlo a otra parte, en suelo francés no. Así que esos grupos que quieren instaurar un derecho propio en nuestro suelo, que quieren separar a parte de la sociedad, debemos luchar contra ellos con mucha claridad, porque están decidiendo separarse. No estoy yendo contra los musulmanes, lo repito, sino contra esos extremistas violentos que no quieren respetar nuestros derechos. Porque es la clave para proteger a los franceses y a las francesas, en particular a los de confesión musulmana. Porque no quiero que una niña caiga en las redes de una de esas asociaciones para que, de hecho, se la maltrate en nuestro suelo por el mero hecho de que sus padres crean en el islam, padres que tienen todo el derecho de hacerlo en Francia. No puedo aceptar eso. Así que cuando se pronunció la palabra separatismo, no se hablaba de ninguna religión, sino del uso, en nombre de una religión, de cierto tipo de prácticas. Y, de hecho, se citaron otras prácticas que también se dan en nuestro suelo y son fruto de otros grupos o religiones.

Además, dije que tenemos una responsabilidad: cuando veo la estrategia de esos extremistas y, a veces, de esos terroristas, veo que todo su discurso, toda su narrativa se articula en torno al resentimiento. Es decir que le explican al mundo musulmán que Occidente no les ha tratado bien, que les ha humillado, les ha colonizado, que no se les trata bien en su sociedad. Lo primero es que yo me centro en los hechos, tenemos una historia. Ya hablé sobre el colonialismo y la historia de Francia en varios continentes. Así que la miramos de frente, conozco cuál es esa historia. Pero no significa que lo acepte. Así que hay que ir hasta el final de ese trabajo de reconciliación a través de la historia, de la verdad. Y me llama la atención que el discurso de los grupos extremistas cunda entre jóvenes que no han vivido nunca la colonización, que a veces llevan en Francia varias generaciones. ¿Por qué funciona, entonces? Porque, efectivamente, hay un resentimiento que es más económico y social. Así que considero que, en Francia, no hemos hecho lo suficiente para posibilitar que todos los niños nacidos en nuestro suelo o que hayan llegado a él prosperen con igualdad. Y diciendo esto, no quiero que se confundan dos cosas. No tiene nada que ver con la religión. Muy poco. Tiene que ver sobre todo con el nombre, los apellidos, el color de piel y el lugar en el que se vive.

Periodista
Así que hay que mejorar el modelo de integración de Francia.

Presidente de la República Francesa
Sí, se necesita una mayor implicación colectiva, porque actualmente existen lo que podríamos llamar corporativismos que bloquean la sociedad. Y afectan a todo el mundo, sabe. También a jóvenes que están en barrios que no son los más duros de la sociedad pero que vienen de entornos humildes, y afectan mucho más a los jóvenes que vienen de entornos humildes, a menudo de la inmigración, con un color de piel distinto. Es un hecho, lo miro de frente. Así que debemos ir mucho más allá en la política de alojamiento, ya empezamos a trabajar hace tres años, pero esto también quiero acelerarlo, mediante nuestras políticas de alojamiento para que, precisamente, el acceso a una vivienda sea más equilibrado en el país, y mediante formación. Pero hay mucho más trabajo que hacer en materia de empleo y, en esos barrios, la clave para evitar que sean los grupos extremistas violentos quienes prosperen, quienes adoctrinen, es que resurja el sueño republicano, un sueño francés, que esos jóvenes puedan tener oportunidades económicas, que se conviertan en ases en las empresas emergentes, en ases del cine, en ases en el mundo académico francés, ases en la transición ecológica. Y, actualmente, ellos están aún más bloqueados que el resto de la sociedad. Es cierto.

Periodista
Parece que la laicidad francesa es hipersensible al hecho religioso en general.

Presidente de la República Francesa
A veces también tengo la sensación de que algunas religiones son las que son hipersensibles a la laicidad francesa.

Periodista
Pero de lejos…

Presidente de la República Francesa
Todavía no he visto que se condene a muerte a nadie en nombre de la laicidad francesa. Me concederá esa diferencia… Pero me gustaría que todo el mundo fuera así de claro, la línea roja, según yo veo las cosas, quien condene a muerte o justifique un acto violento está del otro lado. Si logramos ser claros en esto, creo que habremos dado un gran paso durante el programa.

Periodista
Lejos de la violencia y la condena, parece que la laicidad francesa es sensible al hecho religioso, y sobre todo al islam, a ciertos aspectos del islam. Como el pañuelo, hace treinta años que hablamos del pañuelo y del velo islámico. En Gran Bretaña o en otras ciudades europeas no existe ese tipo de debate. De lejos se percibe esa sensibilidad particular. ¿Cuál es el motivo?

Presidente de la República Francesa
Primero le voy a explicar por qué la hay, qué es la laicidad y por qué existen diferencias con otras sociedades. No digo que sea mejor en Francia. Voy a tratar de explicarle el porqué. La laicidad es, a la vez, la posibilidad de creer o de no creer sin que ello tenga consecuencia alguna sobre su ciudadanía y, por tanto, la laicidad es una ley de libertad. Así que, en Francia, ya se lo he dicho, se puede creer o no creer cualquiera que sea su religión. Y le invito a realizar un ejercicio crítico: muchos países que a veces nos dan lecciones, ¿cómo tratan a algunos de sus ciudadanos según cual sea su religión? ¿Tienen los mismos derechos? A menudo, no. Por otra parte, es un principio que separa la Iglesia del Estado, porque el Estado es neutro y no se ocupa de la religión. No las financia, no las reglamenta, y las personas que sirven al Estado, los funcionarios, observan el principio de neutralidad, no deben llevar signos religiosos aparentes para recibir a todo el mundo. Y la escuela francesa, porque formamos conciencias que todavía no son adultas, debe posibilitar precisamente ese espacio neutro para los alumnos, por eso hasta los 18 años no hay signos religiosos en nuestra escuela. Puede haberlos en la universidad. Dicho esto, cabe señalar que laicidad no significa eliminación de las religiones. Eso no es verdad. Y, por tanto, todas las religiones viven en la sociedad. Y por la calle se ven pañuelos, por la calle hay gente que lleva la cruz o la kipá. A veces se confunden estas cosas, no es así en Francia. Pero cuando el Estado está presente hay espacios neutros, esa diferenciación sí existe. Así que lo digo muy claramente: en Francia, el principio de laicidad no tiene ningún problema con el islam como religión, ninguno. Lo que es un hecho es que cuando se organizaron los cultos, el islam tenía muy poca presencia en Francia. Esa es la historia de la civilización musulmana con nuestro país y lleva siglos y siglos aportándole mucho. Nuestros sabios se han interesado por ella, tenemos una relación muy fuerte con un islam de las Luces, pero en 1905 había muy pocos ciudadanos musulmanes en Francia. El islam fue creciendo en nuestro país con las olas migratorias de los años sesenta y setenta, olas que continuaron estas últimas décadas. Ya lo he dicho, las cifras nunca son exactas porque no hacemos estadísticas sobre religión, pero a tenor de los análisis realizados por algunos institutos, entre 4 y 6 millones de franceses parecen ser de religión musulmana. Así que no tenemos problema con esa religión, que es la de varios millones de nuestros conciudadanos.

Dicho esto, ¿por qué no sucede lo mismo en nuestra sociedad que, por ejemplo, en Gran Bretaña? Porque no somos un país, una sociedad que denominaríamos multicultural. Es cierto que los anglosajones se han construido de forma muy diferente con respecto a las religiones, lo mismo sucede en varios países europeos. Cabe recordar, por ejemplo, que Gran Bretaña sigue siendo una monarquía parlamentaria. El monarca tiene una relación con una religión que, de hecho, se forjó a su vez en el dolor tras una serie de peripecias en el siglo XVII; por lo tanto, la relación con lo religioso no es la misma. La relación de lo político con lo religioso no es la misma porque es fruto de otra historia. Pero es cierto que las sociedades anglosajonas son indudablemente multiculturales, por lo que las religiones cohabitan. ¿Es un modelo mejor que el nuestro? No voy a entrar a juzgarlo, pero, tiene razón, es distinto. Pero querría decirle dos palabras sobre lo bonito del modelo francés porque creo en él muy profundamente. No creo en él para luchar contra una u otra religión, yo quiero que todos los niños que nazcan en suelo francés o lleguen a él vivan felices y en armonía, pero porque pienso que Francia aspira a algo único, que es la idea de que, en el fondo, podemos tener la misma representación del mundo porque somos ciudadanos de un mismo país, porque somos ciudadanas y ciudadanos de un mismo país. Y esta idea se resume en lo siguiente: podemos practicar nuestra religión, podemos creer o no creer, pero debemos dialogar, respetarnos para compartir la misma representación del mundo, es decir que debemos saber convivir en el sentido primero y profundo del término. Debemos saber entendernos, aceptar la alteridad del otro y construir una representación común de lo que somos y del resto del mundo.

Y, por tanto, el esfuerzo que todos debemos hacer es el de reconocer a todos y cada uno de nosotros, sin importar la religión, aceptarlos, permitirles vivir en paz, decirles: «debemos mantener un diálogo constante para elaborar juntos las que son nuestras leyes, y uno no puede desvincularse de la ciudadanía en nombre de la religión», y nunca se puede combatir una religión en nombre de la ciudadanía. Ése es el mensaje de Francia y, en un momento dado, lo difundió ampliamente en Oriente Próximo, Oriente Medio, en África. Pienso que no hay que olvidar ese mensaje porque cuando veo la locura del mundo en el que vivimos y su brutalidad, observo que actualmente también tiene que ver con el hecho de que personas de un mismo país ya no quieren construir leyes juntos, ya no comparten la misma representación del mundo, aunque se haga mediante mediaciones imperfectas. Sencillamente, quieren que su religión triunfe sobre otra, que su representación del mundo triunfe sobre otra y por eso lo aclaro, para todos los musulmanes, con mucha humildad y amistad en el propio sentido de la palabra, no se confundan sobre lo que es la libertad de expresión en Francia. En ningún caso es algo que está hecho para alcanzarlos, herirlos, pero ayúdenme a defenderla, primero porque a veces, en sus países, han gozado de esa libertad. Puede que hayan olvidado cómo era. No hay nada más bello que eso. Pero ayúdenme a defenderla, porque sin ella no hay convivencia. Sin ella, sólo podemos vivir unos contra otros. No digo que la gente sea perfecta, no digo que lo que les ha herido fuera inocente, pero es importante que pueda hacerse. Y lo que ahora nosotros debemos hacer es entender es por qué hiere e intentar reducir esa incomprensión. Creo muy profundamente que lo que está pasando es más que un contrasentido. Pienso que Francia, por sus valores, por que intenta… La lucha que está librando hoy, que estamos librando, tiene que ver con la posibilidad de construir un modelo para el futuro, el de convivir como ciudadanos de un país, independientemente de la religión de cada uno.

Periodista
Vamos a dar un salto y pasar a las cuestiones de las relaciones internacionales con Turquía. ¿Qué está pasando con Turquía, ese país que unas veces es un aliado y otras no está nunca en sintonía? En Siria o en Libia actualmente hay muchas diferencias. ¿Adónde van las relaciones?

Presidente de la República Francesa
Me atrevo a decir que mucho de ello depende del presidente Erdoğan. Por mi parte, me ajusto a los principios que acabo de enunciar. Creo en la amistad y en el respeto. Nunca he insultado a ningún mandatario del mundo. Nunca. Yo trato con respeto al presidente que los turcos han elegido para sí mismos y permanezco junto a Turquía. En este momento en el que hablamos, un terrible seísmo ha sacudido Turquía, y aprovecho para dar el pésame al pueblo turco y quiero decir de hecho que enseguida propusimos la ayuda de Protección Civil para que fueran a auxiliar a la población. Turquía es un gran pueblo, de hecho, es un gran pueblo de saber, de conocimiento y de apertura, con el que nos unen lazos universitarios, académicos e históricos. Un gran pueblo que, de hecho, ha sabido a veces inspirarse en nuestra historia. ¿Qué está pasando hoy? Noto que Turquía da muestra de ciertas veleidades en la región y pienso que esas veleidades imperiales no son positivas para la estabilidad de la región, básicamente. Creo que lo acontecido en Siria fue una sorpresa y una agresión para muchos aliados. Los Estados Unidos de América estaban in situ, en tierra, nosotros estábamos presentes en la región por aire en el marco de la coalición internacional. Y quiero recordarlo, hemos luchado contra Dáesh en Siria gracias a las fuerzas democráticas sirias, gracias a los combatientes kurdos, a mujeres y hombres inmensamente valientes. ¿Qué ha hecho Turquía cuando se estaba ganando la guerra al califato territorial? Ha invadido Siria, sin respetar soberanía alguna, para combatir y para combatir a quienes ayer eran aliados nuestros. En cuanto a Libia, lamento que no se respeten los compromisos de la Conferencia de Berlín. En Berlín, todos los que nos sentamos dijimos que teníamos que lograr que se respetara el embargo sobre las armas y no permitir que ningún combatiente extranjero pudiera pisar suelo libio. Demostramos varias veces que varios países, entre los que figuraba Turquía, habían violado dicho embargo. Aunque Turquía no haya sido la única, lo ha hecho. Considero que con esos dos únicos ejemplos queda demostrado que actualmente el comportamiento de Turquía es belicoso para con los aliados de la OTAN. Y lo que ha hecho Turquía en el Mediterráneo oriental ha sido profundamente agresivo con Chipre y Grecia. Estos dos países son europeos. Apoyamos la soberanía de Europa. Recuerdo todo esto para explicárselo, pero nunca lo he hecho de forma belicosa con Turquía o su dirigente. Pero pienso que no podemos aceptar el hecho consumado, que es la estrategia actual del presidente turco. Así que considero que, cuando se es aliado, se es amigo, y deben decirse las verdades y marcarse las líneas. Ahora, ¿qué es lo que queremos? Que las cosas se calmen, que Turquía respete, que el presidente turco respete a Francia, la Unión Europea, sus valores, que no diga mentiras y no profiera insultos. Sería magnífico, y creo que es lo mínimo exigible. Y, además, que el presidente turco deje de actuar unilateralmente como lo ha hecho contra varios europeos y esté a la altura de la historia de su país. Eso es lo que digo. Y si yo hiciera caso omiso de todo esto, ¿qué querríamos? Evidentemente, creo en la paz, así que querría restablecer relaciones pacíficas, la cooperación académica, universitaria, cultural y económica. Pero para ello, antes hay que recuperar los sentimientos de amistad, la decencia y la clarificación que he mencionado. Y ahora mismo no estamos en esas. Estas últimas semanas se puede decir que hasta hemos retrocedido. El presidente, de hecho, sobre esto quiero decir que en relación con su pregunta, no se trata de una posición francesa, sino de una posición europea. Ayer se celebró un Consejo Europeo en el que los 27 miembros apoyaron a Francia por unanimidad. Y ayer, el presidente Charles Michel apoyó muy claramente a Francia en los ataques que está sufriendo y exhortó además a Turquía a cumplir con su deber.

Periodista
Última pregunta, señor presidente.

En ambos mundos hay una piedra en el edificio de la civilización, la piedra de Rosetta, que Jean-François Champollion descubrió en 1799. ¿Cómo reforzaremos ese modelo de relaciones culturales en el futuro?

Presidente de la República Francesa
Pero sabe…

Periodista
Es mi última pregunta.

Presidente de la República Francesa
No, gracias por acabar precisamente con esos vínculos de civilización y conocimiento. ¿Cómo reforzarlos? Intensificando el conocimiento mutuo. Ya lo he dicho, en el contexto de la política que pretendo hacer, invertiremos en la educación superior, en la investigación académica y cultural para volver a crear cátedras sobre el Magreb, el Oriente Próximo y Medio, sobre la civilización musulmana en la universidad francesa. También deseo que se multipliquen las asociaciones, desde que soy presidente he establecido muchas. Pero todos necesitamos conocer mejor nuestras civilizaciones. Así que creo que el tiempo de la piedra de Rosetta ya fue y, de hecho, fue con lo que hay de esta historia. Pero tiene razón mencionándola, podrían ponerse muchos más ejemplos. Pero creo que la senda que debemos tomar hoy es la del conocimiento, la razón, la cooperación científica, académica, la de la educación. Lo que alimenta el miedo es la incomprensión. Lo que alimenta el odio es la ignorancia. Y todo esto lo alimentan los tiranos por todo el mundo. Así que, a largo plazo, el arma más eficaz contra los tiranos, contra los extremistas, es el conocimiento. Es la comprensión y el conocimiento del rostro ajeno con todas sus asperezas, con todos sus rasgos. La capacidad de mirar el rostro ajeno y sus diferencias con respecto al propio. Nuestras civilizaciones, unas con otras, los hombres y las mujeres que somos, resulta muy importante. Así que pienso que esta historia debe proseguir, vamos a hacerlo invirtiendo en el conocimiento de las civilizaciones, creando cátedras en los países de Oriente Próximo y Medio y en los países árabes, tanto sobre, evidentemente, la civilización musulmana, como sobre la europea, las Luces, la filosofía y la cultura francesa, desarrollando en Francia cátedras universitarias para conocer mejor la civilización musulmana, posibilitar la controversia académica. Porque cuando la controversia se da entre hombres y mujeres de saber, cesa la lucha entre hombres y mujeres de ignorancia. Y se puede educar a todo el mundo. Creo profundamente en ello, creo en el saber, en el respeto mutuo, en el conocimiento. Pero en los tiempos que nos esperan, seamos muy claros, habrá arduas luchas que librar, luchas difíciles, porque algunas personas han optado por la peor de las opciones. Y en esa lucha contra la ignorancia, en esa lucha que es una lucha de odio, necesitaré a todas las personas de buena voluntad, sin importar su religión.

Periodista
Señor presidente, shukran ["gracias" en árabe], gracias por haber aceptado responder a nuestras preguntas, y más aún sabiendo que coincide con el 24.º aniversario de Al Jazeera.

Presidente de la República Francesa
¡Feliz aniversario!

Periodista
Gracias, señor presidente. Shukran ["gracias" en árabe].