Construir una soberanía europea común treinta años después de la Carta de París

Compartir

El 21 de noviembre de 1990, al firmar la Carta de París, treinta y cuatro jefes de Estado y de Gobierno sellaron el final de la división de Europa y abrieron una era marcada por la estabilidad y la prosperidad sin precedentes. Al deshacerse de la lógica de bloques, los países europeos han podido escribir su propio destino y reforzar la seguridad colectiva. Treinta años después, en las fronteras de Europa, la independencia de nuestros países vuelve a estar amenazada. Para enfrentarnos a estos nuevos desafíos, Jean-Yves Le Drian recuerda, en el Foro de París sobre la Paz, la necesidad de afirmar una soberanía europea común en los ámbitos de la seguridad, el desarrollo de las tecnologías y la protección de los bienes comunes.

Reconstrucción de Europa tras la lógica de bloques

Después de lo acontecido en Europa de 1989 y 1990 (caída del Muro de Berlín, emancipación de los países europeos de la órbita soviética), la Carta de París validó la reunificación alemana (3 de octubre de 1990) y el final de la separación de Europa en dos bloques, el del Este y el del Oeste. La Carta, concluida dentro del marco de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), reposa en los principios enunciados en el Acta Final de Helsinki de 1975. Dichos principios obligan a todos los países miembros a:

  • respetar la integridad de las fronteras;
  • no intervenir en asuntos internos de otros países;
  • respetar los derechos humanos (derechos fundamentales, libre circulación de personas, de bienes y de ideas).

La participación de Estados Unidos en la OSCE permitió que todas las cuestiones políticas y de seguridad derivadas de ese nuevo contexto pudieran tratarse dentro de este marco, en particular la firma previa del Tratado sobre Fuerzas Armadas Convencionales en Europa el 19 de noviembre de 1990.

Fundación de una estabilidad y una prosperidad sin precedentes

En París, Francia ilustró su decisivo compromiso con la construcción de un nuevo orden europeo. Esta labor fundacional la sostuvo la dinámica de construcción europea (Comunidad Económica Europea, que en 1992 se convirtió en la Unión Europea), donde la reunificación alemana ocupó un lugar central. La OSCE y la Carta de París, al consagrar la dignidad igual de todos los miembros europeos, posibilitaron la reunificación de Europa teniendo en cuenta su historia y su geografía, tal y como recordó Jean-Yves Le Drian en su discurso del 5 de diciembre de 2019 en Praga. Europa, una vez que se libró de la lógica de bloques, se adentró en un periodo de estabilidad y prosperidad sin precedentes que duraría varias décadas, y que la emergencia política de la Unión Europea propició particularmente.

Preservar una tercera vía europea

Estos últimos años se ha cuestionado de manera brutal el "espíritu de Helsinki" que ilustra esta disposición al diálogo y la organización de relaciones pacíficas entre Estados en instituciones multilaterales, tanto en Europa como en el resto del mundo. Se han impuesto lógicas de relación de fuerzas en las fronteras de Europa que representan una amenaza para la prosperidad y la soberanía de los países europeos. El 8 de octubre de 2020, Jean-Yves Le Drian reaccionó en Bratislava ante el desmantelamiento progresivo de la arquitectura de seguridad europea fundada por la Carta de París y llamó a la construcción de una soberanía europea común. Dicha soberanía europea debe afirmarse en la industria, la política comercial, la defensa y el sector digital para seguir desarrollando en Europa y en el mundo una tercera vía europea, humanista, que se preocupe por el desarrollo controlado de la tecnología, la protección de los bienes comunes y del planeta.

Actualización: noviembre de 2020