El Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia condenó el 22 de noviembre de 2017 a Ratko Mladic a cadena perpetua por genocidio, crímenes contra la humanidad y crímenes de guerra cometidos durante el conflicto en Bosnia-Herzegovina (1992-1995), que dejó un saldo de más de 100 000 muertos y 2,2 millones de desplazados. Francia reconoce el coraje de las víctimas y los testigos que aceptaron declarar ante las instancias penales internacionales.