Intervención de Jean-Noël Barrot, ministro para Europa y de Asuntos Exteriores : «Reunión ministerial del consejo de seguridad de las Naciones Unidas sobre Ucrania» en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (Nueva York, 24 de septiembre de 2024)

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Señor presidente:
Señor secretario general:
Señoras y señores:

Desde hace ya dos años y medio, Ucrania, con una valentía admirable que nos obliga en consciencia, ejerce su derecho a la legitima defensa. Un derecho que le reconoce, sin ambigüedad, nuestra Carta. El derecho a defender su libertad, su territorio, su independencia, su existencia.

Yo también celebro la presencia entre nosotros del presidente Zelenski hoy, que encarna esta lucha de los ucranianos y ucranianas. Esta lucha, que también es nuestra.

¿Cómo no indignarse ante la guerra de agresión brutal, ilegal e injustificable que Rusia lleva adelante contra Ucrania, ante la violación masiva y continua de los principios más fundamentales de la Carta de las Naciones Unidas? ¿Cómo no indignarse ante esta obstinación y esta sordera de Rusia, sabiendo que más de 140 Estados hemos reprobado y condenado esta guerra en diversos votos categóricos en la Asamblea General de las Naciones Unidas?

¿Cómo no indignarse ante el bombardeo sistemático y deliberado de objetivos civiles, ante esta destrucción fría y metódica de las infraestructuras energéticas, que sume a los ucranianos en la oscuridad y el frío? ¿Cómo no indignarse al constatar estos abusos y estas violaciones repetidas de los derechos humanos y del derecho internacional humanitario? ¿Cómo no condenar la utilización de la violación como arma de guerra? De ningún padecimiento se ha eximido a los ucranianos. Esto debe terminar, este sufrimiento debe terminar.

¿Cómo no indignarse ante el destino trágico de los niños de Ucrania? Ante estos pacientes oncológicos jóvenes que se encuentran cerca de los escombros del hospital pediátrico de Kiev. Ante estos estos jóvenes ucranianos cuya salud mental flaquea.

Ante los huérfanos. Ante los niños y bebés muertos en los ataques rusos. Ante los miles, tal vez decenas de miles, de niños arrancados del seno de sus familias y sometidos a una «reeducación» en Rusia o en Bielorrusia, un tratamiento de una crueldad inefable. ¿Qué ha sido de ellos? ¿Qué será de ellos?

Francia continuará apoyando a quienes luchan por que los niños ucranianos regresen y seguirá respaldando las iniciativas que se están llevando a cabo.

Los crímenes cometidos no pueden quedar impunes. La Corte Penal Internacional ya ha emitido seis órdenes de detención contra responsables rusos. Rusia deberá rendir cuentas.

Nadie debe ser cómplice de estos crímenes que repugnan a la humanidad. Que no se diga que apoyar a Ucrania y apoyar a Rusia son dos cosas equivalentes: Rusia viola todas las reglas y ataca a su vecino democrático y pacífico, mientras que Ucrania ejerce el derecho a defenderse, que tanto la moral como el derecho le reconocen. ¡Nadie debería apoyar a Rusia! Francia exhorta, por esta razón, a todos los Estados a abstenerse de proveer a Rusia armas, productos de doble uso o componentes que podrían contribuir a su guerra de agresión, como lo hacen, especialmente, Corea del Norte e Irán. Condenamos con la mayor firmeza la transferencia, por parte de Irán, de misiles balísticos a Rusia, recientemente confirmada. Constituye una escalada importante y una amenaza directa para la seguridad europea.

Nuestra preocupación es aún más importante por el hecho de que Rusia continúa con sus maniobras agresivas y peligrosas en el continente europeo, de manera cada vez más desinhibida. Este año, se violó en repetidas ocasiones la integridad territorial de varios países europeos y Rusia continúa con su labor de desestabilización de las democracias, como Moldavia o Armenia, dos Estados democráticos cuyo único error, para Moscú, fue haber optado por la libertad.

Sin embargo, señoras y señores, la guerra de agresión rusa nos atañe a todos, más allá del continente europeo, donde tiene lugar: atañe al mundo entero. Es una guerra contra la seguridad alimentaria y energética. Son numerosos los Estados y poblaciones afectados por sus consecuencias. Y hoy no es Rusia, sino Francia y sus socios, los que permiten el envío de cereales ucranianos a la población civil de Gaza.

Finalmente, la guerra de agresión rusa es una guerra contra el orden internacional.

Aceptar la política rusa de «hecho consumado» sería aceptar la consagración de la ley del más fuerte. Sería dejar la puerta abierta a otras modificaciones de fronteras mediante la fuerza. Sería renunciar a los principios fundamentales de la Carta de las Naciones Unidas, como la soberanía y la integridad territorial. Sería renunciar a la posibilidad misma de concebir una seguridad colectiva. No hay seguridad colectiva sin las Naciones Unidas, no hay Naciones Unidas sin el respeto de la Carta, que le sirve de fundamento. Es nuestra razón de ser, aquí, en las Naciones Unidas, la que está siendo atacada.

Por todas estas razones, apostar a nuestro desanimo y a nuestra desmovilización es y será una mala apuesta. Francia continuará apoyando a Ucrania, en todos los planos y de manera duradera. Activaremos todos los instrumentos europeos y garantizaremos a Ucrania un camino hacia la Unión Europea y la OTAN.

Un camino diferente al de la agresión y la devastación es posible.

El camino de una paz justa, que deberá construirse únicamente sobre la base del derecho internacional y el respeto de su integridad territorial. No puede adoptar la forma de una capitulación del agredido. Porque existe, ciertamente, un agresor y un agredido. En este sentido, Francia continuará brindando su apoyo a la fórmula para la paz del presidente Zelenski. Ucrania debe poder elegir sus alianzas y su destino libremente.

Señor presidente:

Si Rusia toma la decisión de dejar de ser una fuente de inseguridad e inestabilidad, es posible construir un futuro diferente.

Muchas gracias.

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