La paz y la seguridad

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Las Naciones Unidas y la consolidación de la paz

Las Naciones Unidas tomaron conciencia, en los años 90, del riesgo de recaída de los países en situación de salida de crisis. En el periodo crucial inmediatamente consecutivo a un conflicto, la comunidad internacional debe brindar apoyo a las instituciones nacionales aún frágiles de los Estados afectados y permitirles satisfacer las necesidades elementales de su población. Para acompañar la transición de un Estado hacia su estabilización y, llegado el caso, facilitar el recurso a las modalidades “normales” de la ayuda internacional, la Cumbre Mundial de las Naciones Unidas de 2005 permitió crear dos herramientas.

La Comisión de Consolidación de la Paz

La Comisión de Consolidación de la Paz (CCP) es un órgano subsidiario del Consejo de Seguridad y de la Asamblea General. Su misión es mejorar la coherencia de las intervenciones de la comunidad internacional y elaborar una estrategia que garantice la convergencia de los esfuerzos de todos los actores implicados en la gestión de cada salida de conflicto. En particular, establece una hoja de ruta destinada al país afectado y a sus socios. La CCP, órgano consultivo, también permite mantener los países de los que se encarga bajo la mirada de la comunidad internacional y seguir la evolución de las reformas internas necesarias para salir de la crisis.

Puesto que la apropiación nacional de la reconstrucción de un Estado es un elemento central del proceso de consolidación de la paz, la CCP brinda apoyo al Estado considerado para identificar sus necesidades y entabla con él un diálogo regular. En este contexto, la movilización de fondos es uno de los grandes retos para la CCP. La interacción de la CCP con las instituciones financieras internacionales y las organizaciones regionales es primordial desde este punto de vista. Para garantizar la eficacia de la ayuda, la CCP desempeña un importante papel de coordinación de todos los actores de la consolidación de la paz, tanto en el seno del sistema de las Naciones Unidas (componente civil y militar de las OMP, agencias especializadas) como con los principales proveedores de fondos.

Hasta la fecha, se ha solicitado seis veces la intervención de la CCP: Burundi y Sierra Leona desde 2006, Guinea Bissau desde 2007, República Centroafricana desde 2008, Liberia desde 2010 y Guinea desde 2011.

El Fondo para la Consolidación de la Paz

Para apoyar la CCP, se creó igualmente un Fondo para la Consolidación de la Paz. La misión de este fondo, alimentado por contribuciones voluntarias, es financiar gastos urgentes de salida de crisis cuando los procedimientos normales no permiten disponer de otros mecanismos de financiación. Dirigido por el/la responsable de la Oficina de apoyo a la consolidación de la paz, este Fondo desempeña la función de catalizador para incentivar a los organismos de desarrollo y a los donantes bilaterales a ofrecer apoyo a más largo plazo. Su gestión está a cargo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

Los seis países en los que interviene actualmente la CCP se benefician de la ayuda financiera del Fondo para la Consolidación de la Paz. Ahora bien, otros países (16 desde la creación del Fondo) también pueden beneficiarse de la ayuda tras la decisión del Secretario General, aunque aún no se haya solicitado la intervención de la CCP. Por otra parte, diversos organismos de las Naciones Unidas (en particular el PNUD), organizaciones internacionales o no gubernamentales que trabajan en pro de la consolidación de la paz también pueden beneficiarse de esta ayuda para implementar programas financiados por el Fondo.

Las contribuciones recibidas en 2012 se elevaron a 80,5 millones de dólares, su más alto nivel desde 2008. En 2013, los compromisos de contribución de los principales donantes permitían contar con contribuciones significativas hasta el 2015, lo que garantiza una sólida base financiera.

El papel de las misiones de terreno

Paralelamente a estas consideraciones presupuestarias y a los retos que plantea la coordinación de los actores internacionales, el proceso de salida de crisis también reposa considerablemente en la manera en que la comunidad internacional acompaña los esfuerzos del Estado afectado localmente.

Por esta razón, las Naciones Unidas otorgan una importancia cada vez mayor a los aspectos de consolidación de la paz durante sus misiones de terreno: Operaciones de mantenimiento de la paz (con un componente militar) o Misiones políticas especiales (únicamente civiles). El mandato de estas misiones difiere en función de este objetivo de transición; por ejemplo haciendo hincapié en el acompañamiento y el apoyo de los procesos políticos (diálogo nacional, organización de elecciones, reforma constitucional, etc.), o bien, en la reforma de los sistemas de seguridad (RSS) para permitir que las autoridades locales asuman ellas mismas su propia seguridad. Las misiones propiamente dichas se ajustan progresivamente: disminución de los efectivos militares, paso a una presencia internacional en forma de fuerzas policiales, huella ligera del componente civil…

En un futuro, se ha previsto, como en Timor Oriental en 2013, que las misiones de las Naciones Unidas abandonen el terreno para ceder el puesto, llegado el caso, a una presencia y una asistencia internacionales clásicas.

Actualización: noviembre de 2013

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