Francia y la eliminación de municiones en racimo

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Instrumentos internacionales de lucha contra las bombas de racimo

La Convención de Oslo

La Convención sobre municiones en racimo es el resultado de un proceso iniciado en 2007 por 46 Estados, entre ellos Francia, y es un instrumento internacional que prohíbe la utilización, la producción, el almacenamiento y la transferencia de todo tipo de municiones en racimo definidas como tales. Aprobada el 30 de mayo de 2008 en Dublín y firmada los días 3 y 4 de diciembre de 2008 en Oslo por 94 Estados, entró en vigor el 1 de agosto de 2010. Según el artículo 2, el término «munición en racimo» designa «una munición convencional que ha sido diseñada para dispersar o liberar submuniciones explosivas, cada una de ellas de un peso inferior a 20 kilogramos, y que incluye estas submuniciones explosivas».

El texto, que se enmarca en la misma dinámica de desarme que la Convención de Ottawa sobre las minas antipersonal, prevé:

  • la prohibición del uso, de la producción, de la transferencia y del almacenamiento de la mayoría de las municiones en racimo. Existen excepciones para armas que contengan menos de diez submuniciones siempre que pesen más de 4 kg y que estén equipadas con un mecanismo de autodesactivación y de autodestrucción;
  • la limpieza de zonas contaminadas en un plazo de diez años, que se podrá prorrogar llegado el caso en situaciones delicadas;
  • la destrucción de municiones en racimo prohibidas en un plazo de ocho años, también prorrogable;
  • disposiciones avanzadas sobre cooperación internacional y asistencia a las víctimas.Sin embargo, da la posibilidad a los Estados partes de la Convención de participar en una cooperación y en operaciones militares con Estados que no son partes de la Convención.

A 31 de octubre de 2014, la Convención contaba con 88 Estados partes y 27 Estados firmantes. Sin embargo, la mayoría de los grandes países productores o con los mayores arsenales, como Estados Unidos, Rusia, India, Israel, Pakistán, China o Corea del Sur se niegan a ratificarlo, arguyendo la necesidad militar de las municiones en racimo. Por lo tanto, el trabajo de universalización aún está lejos de haber concluido.

Por otra parte, para efectuar un seguimiento de la Convención, los Estados partes se reúnen cada año en la misma época. También se organizan sesiones intermedias dos veces al año.

La acción de Francia

Francia no ha empleado municiones en racimo desde 1991 y ha dejado de fabricarlas en 2002.

Durante las negociaciones sobre la Convención de Oslo, Francia hizo un gesto significativo anunciando la retirada inmediata del 90% de los arsenales de municiones en racimo francesas. Gran Bretaña y Alemania hicieron lo mismo poco después. Antes incluso de la entrada en vigor de la Convención, Francia había decidido pues retirar del servicio operativo todas sus armas prohibidas por la Convención: el cohete M26 y el obús de 155mm de granadas (OGR).

Desde el principio de las negociaciones, Francia desempeñó un papel clave de facilitador entre Estados afectados y Estados poseedores, países industrializados y países en vías de desarrollo, gobiernos y ONG, para que el tratado fuera lo más eficaz posible en el plano humanitario. Se movilizó para que se adhiriera a él el mayor número posible de participantes. Francia defendió una posición sin ambigüedad: la prohibición de todas las municiones en racimo inaceptables por los daños humanitarios que provocan.

En el plano interno, el proyecto de ley de aplicación nacional del Tratado fue definitivamente aprobado por la Asamblea Nacional francesa el 6 de julio de 2010 y promulgado el 20 de julio (ley n.º 2010-819): la Convención entró en vigor el 1 de agosto de 2010 y fue publicada ese mismo día (decreto n.º 2010-900).

Por otra parte, la Comisión Nacional para la Eliminación de Minas Antipersonal (CNEMA), que actúa bajo la tutela del Ministerio francés de Asuntos Exteriores y cuyo mandato se ha ampliado a las municiones en racimo, se encarga de realizar el seguimiento de la aplicación de la Convención de Oslo a nivel nacional.

Por último, la Convención reúne a día de hoy a países que solo poseen el 10% de los arsenales de municiones en racimo de todo el mundo. Por ello Francia lleva a cabo un trabajo permanente de pedagogía y de presión, tanto ante los Estados firmantes que se acercan a la ratificación como ante los países que no han firmado, y ello para universalizar la norma introducida en dicho texto.

Textos de referencia:

Enlaces útiles:

Actualización: diciembre de 2014