La acción de Francia en materia de agua y de saneamiento

Compartir

La falta de acceso al agua potable y al saneamiento es la primera causa de muerte en el mundo y plantea numerosos desafíos. La comunidad internacional se moviliza enérgicamente en torno a esta cuestión para lograr el ODS 6 y la Agenda 2030.

Con su nueva Estrategia Internacional para el Agua y el Saneamiento (2020-2030), Francia continúa su labor activa en favor del acceso efectivo al agua potable y al saneamiento, así como de la gestión sostenible e integrada de los recursos hídricos. La estrategia de Francia para los próximos diez años se articula en torno a tres ejes de acción prioritarios que tienen por objeto:

1) Mejorar la gobernanza del sector del agua y del saneamiento, desde el nivel local hasta el mundial.
2) Reforzar la seguridad del abastecimiento de agua para todos en un contexto de aumento de las presiones sobre los recursos hídricos y de multiplicación de las crisis relacionadas con el agua.
3) Reforzar la eficacia de los medios y las herramientas, dando prioridad al desarrollo de soluciones innovadoras y de mecanismos solidarios de financiación.

Situación y desafíos

En 2020, alrededor de 2200 millones de personas carecían de agua potable, 4200 millones no tenían acceso a servicios de saneamiento «adecuados y gestionados de forma segura» y 3000 millones no disponían de ninguna instalación para lavarse las manos, según el último informe de la OMS y del UNICEF. La falta de agua potable y de saneamiento afecta particularmente a las poblaciones desfavorecidas y constituye un factor de vulnerabilidad, en especial para las mujeres y las niñas (afectadas, por ejemplo, por un mayor riesgo de agresión, el impacto de la higiene menstrual en la escolarización y los esfuerzos que supone buscar agua).

Y sin embargo, el agua es indispensable para la vida humana.

El agua dulce desempeña un papel crucial para el desarrollo sostenible y la reducción de la pobreza y de las desigualdades. Ahora bien, el cambio climático tiene profundas repercusiones en el ciclo del agua y agrava los riesgos de catástrofes naturales (inundaciones, sequías, erosión y degradación del suelo, etc.). Esta evolución de la calidad y la disponibilidad de los recursos hídricos representa una amenaza para los usos actuales del agua (domésticos, agrícolas, industriales, recreativos, ecológicos) y para la paz en el mundo. Esta degradación también tiene consecuencias económicas: la contaminación del agua reduce en un tercio el crecimiento económico (Banco Mundial, 2019). Si nos basamos en las previsiones de la ONU, el número de habitantes en el planeta debería alcanzar los 9700 millones en 2050. El aumento de las necesidades, al que se suman las consecuencias del cambio climático, acentúa inevitablemente las presiones que pesan sobre los recursos hídricos.

¿Cómo actúa Francia?

Un compromiso internacional

Frente a estos desafíos, Francia elaboró una nueva Estrategia Internacional para el Agua y el Saneamiento (2020-2030) (mettre un lien). Dicha estrategia es el fruto de una amplia concertación, inclusiva y participativa, que se basa en la movilización de todos los agentes franceses del sector del agua. A través de esta nueva estrategia, Francia se inscribe plenamente en la Agenda 2030 y afirma la importancia de adoptar un enfoque intersectorial y una gestión integrada de los recursos hídricos.

El primer eje estratégico consiste en el fortalecimiento de la gobernanza del sector del agua y el saneamiento. A este respecto, Francia apoya el fortalecimiento del papel de ONU-Agua y promueve el Convenio de Helsinki (1992) sobre la Protección y la Utilización de los Cursos de Agua Transfronterizos y de los Lagos Internacionales y la Convención de Nueva York (1997) sobre el Derecho de los Usos de los Cursos de Agua Internacionales para Fines Distintos de la Navegación. Estos dos instrumentos tienen por objeto fortalecer la gestión sostenible y concertada de los cursos de agua. Francia aboga por su ratificación a nivel internacional a fin de asegurar la paz, la seguridad y la sostenibilidad de los usos del agua. Esto permitirá crear las condiciones propicias para los otros dos ejes estratégicos encaminados al fortalecimiento de la seguridad del abastecimiento de agua y de los medios y las herramientas, dando prioridad al desarrollo de soluciones innovadoras y de mecanismos solidarios de financiación.

Francia también participa activamente en elProtocolo sobre el Agua y la Salud de la Comisión Económica de las Naciones Unidas para Europa (CEPE), asociado al Convenio de Helsinki, que vincula la gestión del agua y las cuestiones sanitarias.
De manera más general, la nueva estrategia de Francia tiene por objeto asegurar la cohesión del sector del agua y del saneamiento con otros ODS y responder a otros grandes desafíos de la actualidad, como la seguridad alimentaria y nutricional, la salud, la igualdad entre hombres y mujeres , la reducción de las desigualdades, la educación o el desarrollo económico.

De esta forma, Francia reconoce que el agua y el saneamiento constituyen un sector prioritario de la asistencia oficial para el desarrollo (AOD). Francia figura entre los cinco donantes más importantes en términos de cantidad después de Estados Unidos, Alemania, el Reino Unido y Japón.

Un compromiso nacional

A través de la Ley de Orientación y de Programación relativa a la Política de Desarrollo y de Solidaridad Internacional (2014), Francia reafirma su apoyo al desarrollo de la economía circular, privilegiando así la utilización local de los recursos disponibles, el tratamiento de los residuos y el establecimiento de circuitos cortos.

A fin de responder de la forma más adecuada a las necesidades del sector, la Ley Oudin-Santini (2005) permite asimismo a los agentes del sector del agua, las entidades territoriales, los sindicatos y las agencias del agua, asignar hasta el 1 % de su presupuesto dedicado al agua a actividades de cooperación y de solidaridad. Así, entre 2007 y 2018, las entidades territoriales francesas, los sindicatos y las agencias del agua movilizaron alrededor de 300 millones de euros en donaciones en beneficio de países socios. Las empresas privadas, en especial Veolia y Suez, también desempeñan un papel fundamental en la aplicación de soluciones adaptadas a las poblaciones desfavorecidas.

Por último, la Asociación Francesa por el Agua (en francés e inglés) (PFE, por sus siglas en francés), que reúne a todos los agentes del sector (organizaciones de la sociedad civil, sector privado, entidades territoriales, sindicatos, organismos de investigación, Estado), trabaja para promover los conocimientos especializados y el saber hacer francés e incluir el agua y el saneamiento en la agenda internacional.

Última actualización: febrero de 2020