Speech by Jean-Noël Barrot, Minister for Europe and Foreign Affairs (7 January 2025)

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Señoras y señores ministros,

Señoras y señores diputados,

Señora secretaria general,

Señoras embajadoras,

Señores embajadores,

Señoras y señores,

Es un gran placer reunirme con ustedes con ocasión de la 30.ª edición de la Conferencia de Embajadores y Embajadoras. Una edición que la secretaria general, su equipo y yo mismo hemos deseado esté presidida por la acción, la acción de nuestra diplomacia al servicio de Francia y de los franceses.
Nos reunimos en un contexto particular. El año 2025 se abre con su conjunto de temores y esperanzas, marcado por las crisis internacionales, el ruido de las botas, el regreso de las guerras comerciales, las consecuencias trágicas de los desajustes de un planeta que ya está en ebullición.

El presidente de la República nos llamó ayer a encarar con realismo el estado del mundo de hoy y las perspectivas de mañana. Realismo sin resignación, lucidez sin derrotismo, optimismo de la voluntad, con el interés nacional, el interés de los franceses, en lo más hondo del corazón.
La seguridad de los franceses, la prosperidad del país, la afirmación de nuestro modelo: tenemos mucho que hacer de forma colectiva. Gracias a ustedes podrá desplegarse la hoja de ruta que se presentó ayer.

Embajadores, embajadoras, ustedes ejercen una profesión única, en nada similar a otra. Su aprecio de la alteridad, la acción o lo lejano es lo que los ha llevado hacia esta vocación. Y ahora se dedican a recorrer el globo, enviados a un lado y a otro cada tres o cuatro años, sin olvidarse de volver al Ministerio para cubrir alguna etapa. Cuestiones bilaterales, negociaciones multilaterales, asuntos consulares, direcciones de la Administración Central: esta carrera tan singular los lleva a todos los frentes. Frentes en los que pelean pagando el precio de sacrificios personales o familiares que no deben subestimarse. Frentes que a veces los exponen a las grandes conmociones mundiales.

Como hizo ayer el presidente de la República, me sumo a los ministros delegados para agradecer a los agentes que desarrollan su labor en Kabul, en Kiev, en Puerto Príncipe, en los momentos de mayor violencia, en Beirut, en Tel Aviv, en Jerusalén y en otros tantos teatros en los que dan muestra de una valentía que conquista nuestra admiración.

Y no quiero olvidar a los compañeros que han perdido la vida en el desempeño de su labor al servicio de Francia. Louis Delamare, tiroteado en Beirut cuando se desplazaba en coche de la Cancillería a su residencia en septiembre de 1981. Philippe Bernard, alcanzado por una bala en su despacho cuando se producían altercados en los alrededores de la Embajada de Kinsasa en enero de 1993. Hacemos todo lo posible para que este tipo de dramas no se repita, pero los franceses y las francesas deben saber que representar a Francia en todos los lugares del mundo siempre conllevará algún riesgo, porque en lo arbitrario de la violencia hay una parte irreductible.

Embajadores, embajadoras, en los países a los que se les destina asumen una carga pesada, la de representar a Francia, nuestra nación, en su totalidad y en su diversidad. No es poca cosa. Su misión es casi imposible, o en cualquier caso, muy exigente: defender el interés nacional, el interés de los franceses, en toda circunstancia. Y para ello avanzan sin cesar por un cordal. Se sumergen sin ahogarse en meandros culturales y políticos que deben recorrer con los ojos cerrados para actuar con eficacia. Mantienen un pie en lo inmediato para entender lo que puede serlo ahora; y el otro en el largo plazo, para superar las derrotas y preparar el futuro. Buscan un compromiso cuando resulta posible, manteniéndose intransigentes en lo fundamental. Manejan alternativa y hábilmente la seducción o la relación de fuerzas adaptándose a las circunstancias.

Es una profesión que exige una suma de cualidades no del todo universales. He hablado de valentía. Quiero hablar de perseverancia. La que les confiere la fuerza de volver a empezar una y otra vez, incansablemente, como hemos hecho durante casi un año en el Líbano, hasta obtener un alto el fuego que empieza a dar sus frutos, con las primeras retiradas de tropas israelíes que se produjeron ayer en el sur del Líbano. Primera interrupción de las hostilidades en la región desde el 7 de octubre de 2023, verdadero éxito diplomático francés: se lo debemos a la paciencia férrea de nuestro embajador y nuestros equipos, a los que quiero dar las gracias y felicitar por sus esfuerzos. Y podría dar multitud de ejemplos. Así que sí, a veces hay que esperar meses, años, volver a empezar una y otra vez. Pero debemos imaginar a un Sísifo feliz, sobre todo cuando la Historia acaba dándonos la razón.

Por último, quiero hablar de humanidad. Porque han entrado en esta casa, en esta profesión, con la pasión de servir a nuestro país ayudando a construir para él relaciones sosegadas con las demás naciones del mundo. Han elegido seguir los pasos de aquellas generaciones de hombres y mujeres que, mediante la diplomacia, han librado a Francia de conflictos y de guerras, han elegido ser aquellos y aquellas que, llevando la retórica y la traducción a su máxima expresión, hallan las palabras y las respuestas a los problemas más irresolubles. Saben que pueden obtener bastante más de sus interlocutores empleando la inteligencia en lugar de la fuerza, el diálogo en lugar de la violencia, utilizando su humanidad para despertar la suya.

Ustedes ponen estas cualidades que acabo de ensalzar al servicio de una profesión que deseo ejerzan plenamente y que deseo dar a conocer mejor a los franceses y las francesas.
Por ello, vamos a cambiar considerablemente algunos aspectos de la organización colectiva.

En primer lugar, querría reforzar su poder de actuación, porque cuentan con toda mi confianza. Para ello, vamos a darles una mayor libertad en la gestión de su presupuesto, una agenda de desconcentración y delegación a su favor, con una mayor libertad de arbitraje en relación con su presupuesto de funcionamiento, también en lo relativo a la formación, el mantenimiento del parque inmobiliario y las operaciones de emergencia, y un mayor margen de maniobra para la contratación local. Para reforzar su poder de actuación, también deseo devolverles tiempo: cada mes, vamos a eliminar uno de sus cometidos, cada semana, a eliminar un proceso que no sea fundamental.

Además, deseo seguir desarrollando nuestras herramientas formativas en profesiones diplomáticas y consulares. La Academia Diplomática y Consular despegará realmente en 2025 con, por ejemplo, un ciclo de preparación de secretarios de Asuntos Exteriores y personal de categoría A para las oposiciones a administradores del Estado, así como una oferta estructurada alrededor de la inteligencia artificial. Siguiendo este mismo impulso, les anuncio que en los próximos meses se formará la primera promoción de reserva diplomática, que contará con 300 participantes.

Por último, deseo que los franceses y las francesas conozcan mejor las profesiones, los lugares, los éxitos de nuestra diplomacia. En el segundo trimestre de 2025 se creará un circuito homologado compuesto por 50 lugares destacados de nuestro territorio que hayan sido el escenario histórico de acontecimientos diplomáticos de primer orden en Francia. De esta manera, nuestros conciudadanos podrán sentirse orgullosos al ver que la diplomacia francesa ha actuado cerca de ellos y que comparte lugares con cada uno de ellos. Como saben, este otoño lanzamos el festival Cine y Diplomacia para entablar una conversación con el gran público sobre la percepción y las representaciones relacionadas con nuestras profesiones. Les anuncio que este invierno lanzaremos el Premio Literario del Quai d’Orsay, que se entregará por primera vez en verano y contará con la participación de un comité de preselección integrado por personal del ministerio voluntario y de un jurado seleccionado cuidadosamente. Pretende hacerse un hueco duradero en el paisaje de los premios literarios de mayor prestigio.

Señores embajadores, señoras embajadoras,

Después de rendir homenaje a su acción y aludir a la nobleza de su profesión, querría plantearles una pregunta, una pregunta que para nosotros es existencial: ¿en qué reside la fuerza de nuestra diplomacia? ¿Cuáles son las ventajas que permiten a Francia boxear, como se dice a veces, por encima de su categoría, ser escuchada en la algarabía reinante y arrastrar con ella a otras naciones?
Creo que la respuesta estriba en tres dimensiones, tres bazas ganadoras de la diplomacia francesa que nos corresponde reforzar colectivamente. La primera, su voz singular. La segunda, su potencia creativa. La tercera, su orientación al servicio de los franceses y las francesas. Permítanme que las desarrolle una a una, empezando por la voz singular.

Con los escombros de la Segunda Guerra Mundial como telón de fondo, conflicto que deshonró y arruinó a Europa, y en un momento en el que se tejía la reconciliación entre Francia y Alemania, nuestros predecesores trabajaron con el convencimiento de que no hay paz duradera sin justicia y para levantar un orden internacional basado en el derecho, los principios de libre determinación de los pueblos y la integridad territorial, que quedaron grabados en la Carta de las Naciones Unidas.

Nunca nos hemos desviado del camino, tampoco cuando empezó a surgir una oposición y a relativizarse este acervo capital, cuando podía haberse relegado al rango de «un modelo entre otros tantos». Y si sigue escuchándose la voz de Francia, si sigue esperándose y si a veces se teme, es porque siempre está del lado de la justicia, el derecho y las normas colectivas, en un mundo en el que estas últimas están en constante tela de juicio.

Y, de hecho, la Historia a menudo nos ha dado la razón. Basta con recordar a aquellos y aquellas que ayer labraron este camino. Me refiero a la voz singular de Aristide Briand ante la Sociedad de Naciones. A la de Robert Schuman en el Salón del Reloj, que supuso un giro en el destino de Europa. A la de Maurice Couve de Murville, artífice de la grandeza de Francia y la política de disuasión nuclear. A la de Hubert Védrine, cuando denunció la inaceptable unipolaridad del mundo. A la de Dominique de Villepin, que se negó a enfrascar a Francia en una guerra injusta en Irak. A la de Laurent Fabius, que hace diez años anunció la histórica adopción del Acuerdo de París.

Y si va a hacer tres años que actuamos con tanta decisión para que Ucrania pueda frenar la agresión rusa y recuperar su libertad, es porque, por supuesto, la lucha de los ucranianos es también nuestra lucha. Cada vez que los ucranianos retroceden, la amenaza se acerca a nosotros, y sí es la seguridad de los franceses y las francesas la que está en juego. Pero también lo hacemos porque si aceptamos hoy que triunfe la fuerza bruta del invasor, si cerramos hoy los ojos ante sus crímenes de guerra, estaríamos permitiendo de antemano futuras violaciones, allá donde se produzcan, y consagrando definitivamente la ley del más fuerte.

Actuamos de la misma manera en Siria, donde luchamos con intransigencia contra el régimen de Asad. Nunca cedimos a la tentación de normalizarlo, tentación que sí pudo asaltar a algunos socios. Nunca dejamos de apoyar a la sociedad civil, a las fuerzas de oposición en el exilio, a las comunidades cristianas y a todos aquellos y aquellas que deben hoy construir un futuro nuevo para su país. Fuimos la punta de la lanza de la lucha contra la impunidad protegiendo a César y a los que alertaron sobre Tadamon y ayudando a documentar los crímenes del régimen, que deberán ser castigados para que sobrevenga la recuperación moral y espiritual del país.

Porque para Francia, en Ucrania, en Siria y en el resto del mundo, todas las vidas humanas son iguales en materia de dignidad. Por ello, denunciamos las vulneraciones del derecho internacional y del derecho internacional humanitario en todos los lugares y en todos los momentos, en Israel por parte de Hamás, en Gaza por parte de Israel, en el Líbano por parte de Israel, en Israel por parte de Hezbolá, en Sudán por parte de las fuerzas armadas, en Siria y en Irak por parte de los verdugos de los yazidíes o en Afganistán por parte de los talibanes. En el idioma de Francia no caben dobles raseros.

Y estas denuncias no son meros encantamientos. Van de la mano de acciones al servicio de la población civil. Cada vez que hay vidas en juego, Francia actúa.
Un mes después del 7 de octubre, cuando se produjo la peor masacre antisemita desde la Shoah, fue París quien albergó la primera conferencia internacional de apoyo a Gaza. Un año después de la guerra letal en Sudán, fue París quien albergó una conferencia internacional que posibilitó obtener un compromiso de 2000 millones en donaciones. Un mes después de la escalada militar en el Líbano este otoño, fue una vez más París quien reunió a los donantes para recaudar más de 1000 millones de dólares y evitar así el hundimiento del país.

Y más allá de las cuestiones humanitarias y de seguridad, Francia no mira para otro lado en ninguna de las cuestiones que comprometen actualmente a todo el planeta, que no se detienen en nuestras fronteras y que tienen gran incidencia en el destino de los pueblos. Diez años después del éxito diplomático del Acuerdo de París sobre el clima, debemos ser ambiciosos en París, en Niza y en Belén. La conferencia de Niza debe ser para el océano lo que el Acuerdo de París ha sido para el clima. El acuerdo BBNJ, en el que nuestro país, y en particular nuestro ministerio, ha desempeñado un papel destacado y decisivo, debe entrar en vigor. Les llamo a ir en busca de las ratificaciones de los países en los que residen y, junto a Éléonore Caroit y los demás diputados, llamo a una movilización colectiva para que podamos alcanzar nuestros objetivos. De forma más general, con miras a Niza, les llamo a solicitar a las autoridades que anuncien nuevos compromisos de aquí al próximo mes de junio.

Pero la voz de Francia, defensora incansable del equilibrio y el derecho, solo seguirá siendo creíble si reformamos el derecho en un contexto en el que este último se ve cuestionado.

Señores embajadores, señoras embajadoras,
No podemos esperar más para lograr que lo fuerte sea más justo y lo justo sea más fuerte.

Esto supone que cada uno encuentre su lugar en la gobernanza mundial. Cada segundo que perdemos en el camino de la reforma del multilateralismo alimenta el proceso de deslegitimación al que se enfrentan sus instituciones. El éxito de los BRICS en Kazán, incluso cuando sus miembros no comparten una visión común acerca de lo que debe ser el futuro, es una advertencia más que no podemos ignorar. Ayer hablamos de ello.

Por tanto, deseo que, para 2026, cuando nuestro país presida el G7, culminen vías cruciales para el futuro de la paz y de la gobernanza mundial. Cuando la ONU celebre su 80.º aniversario, avancemos con decisión para que se confiera a nuestros socios africanos el lugar que se merecen en la gobernanza mundial, el Consejo, las instituciones financieras internacionales; para lograr la mayor adhesión posible y la aplicación concreta del Pacto de París por los Pueblos y el Planeta lanzado por el presidente de la República; para que las iniciativas del Foro de París sobre La Paz den sus frutos; para que culmine la iniciativa del CICR, a la que contribuimos junto a Brasil, China, Jordania, Kazajistán y Sudáfrica, por la plena aplicabilidad del derecho internacional humanitario. Cuento con su movilización inquebrantable en estas cuestiones y solicitaré su colaboración en las próximas semanas brindándoles instrucciones metodológicas. Lo que está en juego es la credibilidad de la voz singular de Francia, de la que somos depositarios y que tenemos el deber de mantener, por el interés del país y el de los franceses.

Paso a nuestra segunda gran baza, la potencia creativa. En un entorno en constante movimiento, con una comunicación definitivamente desintermediada, hemos logrado adaptarnos y renovar nuestra forma de hacer diplomacia.
¿Cómo defender nuestros intereses en un entorno así? En primer lugar, transformándonos.

En las Estados Generales de la Diplomacia preconizados por el presidente de la República y lanzados por Catherine Colonna nos hicimos preguntas existenciales. Hemos seguido escrupulosamente las 350 recomendaciones del informe resultante, que nos han servido de guía. Han sido aplicadas o lanzadas en un 80 %. El procedimiento de atribución de destino se realiza con mayor anticipación, las oposiciones se modernizan, los agentes cuentan con un mayor acompañamiento. Fondo Equipo Francia, asesores en cuestiones globales, refuerzo de la comunicación, en particular en África, prosecución de la modernización de los servicios prestados a los franceses del extranjero, jornadas de la diplomacia parlamentaria y la cooperación descentralizada… son muchos cambios que en los últimos años han supuesto un soplo de aire fresco para nuestro Ministerio, soplo que deberá intensificarse. Para velar por ello, presidiré periódicamente un comité ejecutivo de transformación.

Ante la reconfiguración de los equilibrios de poder, la emergencia de cuestiones globales que requieren el concurso transversal de todas las partes interesadas de las sociedades, la diplomacia francesa realmente ha cambiado de muda. Ha sumado formatos inéditos a los foros tradicionales e históricos, formatos que dan plena cabida a la sociedad civil, a todos los componentes del multilateralismo, a los fondos internacionales, los grandes líderes de opinión, y también a los distintos socios territoriales y las empresas.

Sin ánimo de ser exhaustivo, voy a citar algunos ejemplos notorios de formatos que hemos sabido inventar o reinventar.

El formato del Triángulo de Weimar, revivido por Stéphane Séjourné, que cultivamos con Benjamin Haddad, al que agradezco que lo asumiera plenamente. Esta concertación más estrecha complementa nuestros esfuerzos en Europa y persigue poner toda la energía necesaria en los asuntos más sensibles, en un momento en el que la guerra ha regresado al continente europeo. Le deseo, con todos ustedes, el mayor éxito posible a Radek Sikorski, mi homólogo polaco, en la presidencia polaca del Consejo de la Unión Europea, en un momento clave para el continente, del que el presidente de la República habló ayer largo y tendido.
La cumbre sobre inteligencia artificial que albergaremos en febrero, una iniciativa tomada para incidir en los debates internacionales sobre lo que sin duda constituye la revolución copernicana de nuestra época. Como indicó ayer el presidente, habrá que elaborar una estrategia francesa y europea sobre esta cuestión primordial, dialogando con las grandes potencias, incluidos los grandes emergentes, al servicio del interés público y de la formación.

Los formatos que hemos sabido crear para promover la diplomacia feminista, y a la vez dando ejemplo, con la hoja de ruta de la igualdad de género adoptada el pasado mes de diciembre y la Carta de L’Autre Cercle para luchar contra las discriminaciones LGBT+, que firmaré en enero. En junio, París albergará una gran conferencia sobre las diplomacias feministas.

Y, por último, la 19.ª edición de la Cumbre de la Francofonía, que posibilitó la participación de todos los Estados y Gobiernos miembros, y también, querría insistir en este punto, la de los jóvenes y los empresarios, y que demuestra que la diplomacia francesa sabe adentrarse en otros lugares, en otras dimensiones, en torno a un idioma que puede ser un acelerador de la transformación y una fuente de oportunidades.

Embajadores, embajadoras, sobre el terreno, ustedes son los directores creativos de nuestra diplomacia. Dirigen el Equipo Francia y saben concitar a todas las fuerzas vivas que contribuyen a la influencia mundial de nuestro país. Se lo agradezco. Pero el mundo cambia demasiado rápido para que nos detengamos en lo conseguido. Debemos reforzar esa potencia creativa que tenemos, quizás hasta decuplicarla.

Necesitamos ser aún más ágiles. Para ello, deseo acortar considerablemente la distancia entre el Ministerio y la red. Para lograrlo, instauraré una conferencia permanente que proseguirá el impulso de nuestra gran cita anual, asociando en la elaboración de la estrategia sobre las cuestiones transversales a las distintas representaciones y, en primer lugar, a los embajadores y embajadoras. Su voz debe contar. De la misma manera, cuando haya que llevar a cabo grandes negociaciones, deseo que se creen grupos de trabajo interministeriales a iniciativa del Quai d’Orsay para que nuestra casa contribuya en la coordinación de todas las áreas, confiriendo así a nuestra voz una mayor unidad y una mayor fuerza.

Para ganar en agilidad, este mismo año haremos la revolución de los datos. Ya en 2025, deseo incorporar la inteligencia artificial a nuestras herramientas para ayudar al personal en tareas como la elaboración de la revista de prensa o la investigación jurídica. En 2026, utilizaremos la IA para que nos ayude en la labor de redacción. Todas las tareas que podemos encomendar a estas herramientas liberarán tiempo colectivo e individual que podremos emplear en concentrarnos en el núcleo de la profesión, al que debemos dedicar nuestra energía. En esta labor, ustedes serán vectores de propuestas y de acción.

Por último, deseo lanzar una reforma de la Dirección de Comunicación y Prensa que posibilite el desarrollo de una verdadera comunicación de influencia en la era de la guerra de la información. Dicha reforma debe hacerse en estrecho contacto con los operadores y socios del sector audiovisual exterior francés y francófono y, de manera general, con nuestros operadores.

También deberemos fortalecer la capacidad de entrenamiento movilizando en torno a nuestra acción a los actores económicos, los de las distintas regiones y también los agentes europeos e internacionales, desde una lógica de círculo de influencia. Por ello, he decidido encomendar a Catherine Pégard, aprovecho para darle las gracias, una misión sobre la contribución de las empresas y los mecenas en la financiación o cofinanciación de nuestra acción en todos los ámbitos, desde la ayuda humanitaria hasta las cuestiones globales.

También deseo que articulemos con mayor precisión la cooperación descentralizada de las entidades territoriales y la ayuda oficial al desarrollo, para que las ciudades, los departamentos y las regiones participen en mayor medida en nuestra acción. Trataremos esta cuestión en un encuentro específico esta noche y deseo que podamos instaurar sin demora un seguimiento exhaustivo de carácter anual de todas las aportaciones de nuestra diplomacia a las distintas regiones, en el territorio nacional, en contacto directo con los franceses y las francesas.

Por último, para federar, convencer y fomentar nuestros mensajes con mayor eficacia, el ministro delegado y yo mismo deseamos invitar al Quai d’Orsay al conjunto de delegaciones francesas del Parlamento Europeo al menos una vez al año para hacer balance de las grandes prioridades francesas.
Paso a la tercera gran baza. Quizás sea la más importante, aunque también la menos conocida. Nuestra acción al servicio de los franceses y las francesas, tanto en los momentos de mayor felicidad como en los más difíciles, para responder a las preocupaciones de su día a día.

Con la acción consular, dirigen un servicio público del que nuestros conciudadanos esperan mucho y, entre otras cosas, eficacia. Sé bien lo comprometidos que están con la mejora de la calidad de la misma, con el apoyo del Ministerio. Se lo agradezco. Prestan un servicio público cada vez más eficiente a los nacionales residentes en el extranjero, una comunidad cada vez más numerosa.
Han modernizado las modalidades de votación y dentro de poco se desplegará la identidad digital. Han implementado la digitalización de cierto número de trámites, lo que facilita el día a día de nuestros compatriotas. Han mejorado los dispositivos sociales, por ejemplo aquellos que nos permiten luchar contra la violencia doméstica.

Cuando nuestros conciudadanos se encuentran en situaciones difíciles y cuando, a veces, se producen tragedias que trastocan su existencia, la diplomacia francesa está ahí para socorrerlos.

En este momento quiero recordar a nuestros rehenes, a quienes no olvidamos ni un solo segundo. La situación de los franceses tomados como rehenes en Irán es sencillamente inadmisible; llevan varios años detenidos injustamente, en condiciones indignas que, en algunos casos, se ajustan a la definición de tortura con arreglo al derecho internacional. Su situación se ha deteriorado desde la elección del presidente Pezeshkian y a pesar de nuestros esfuerzos al más alto nivel. Y, con ustedes, se lo digo a las autoridades iraníes: deben liberar a nuestros rehenes. De ello dependen nuestras relaciones bilaterales y el futuro de las sanciones. Y hasta que todos ellos sean liberados, pido a los franceses que no viajen a Irán.

Señores embajadores, señoras embajadoras, los franceses que residen en el extranjero también pueden contar con nuestra acción en materia de educación. Gracias a ustedes, en todo el mundo florecen centros educativos de gran calidad. Ayer lo mencionó el presidente: son más de 600 los centros franceses y francófonos que permiten que sus hijos gocen de una escolaridad de excelencia. En el inicio del curso de 2024, desde Camboya a Marruecos, pasando por Estados Unidos, se incorporaron 25 nuevos centros a esta magnífica red gracias a su compromiso total.

Y, con el fin de dar respuesta a sus preocupaciones, la diplomacia francesa está al servicio de nuestros compatriotas de otras muchas maneras.
Preocupaciones de nuestros compatriotas en las situaciones más extremas. Hemos asumido nuestra parte en los esfuerzos de la Nación para atender a Mayotte, coordinando la ayuda internacional y europea, y seguiremos esforzándonos a largo plazo, bajo la autoridad del primer ministro. Recientemente, movilizamos nuestros recursos para brindar ayuda a nuestros compatriotas tras el violento terremoto en Vanuatu, como hicimos en el Líbano en el mes de octubre, cuando la situación de seguridad se deterioró considerablemente. Aplaudo a este respecto al Centro de Gestión de Crisis y Apoyo, que se mantiene alerta, protege y socorre allí donde el mundo se incendia.

Preocupaciones de nuestros compatriotas en materia de seguridad. Hace exactamente 10 años que el terrorismo islamista ensangrentaba París e intentaba acabar con la libertad de expresión. Los franceses pueden contar con la diplomacia francesa para contribuir a su protección. Deseo recordar y rendir homenaje a las víctimas del atentado de Charlie Hebdo aquí, con ustedes. Y agradezco al dibujante Jul, verdadero embajador del humor, que ha hecho unos bosquejos de nuestros debates de esta mañana a modo de homenaje.
Los mensajes que trasladé en Siria hace unos días y también en toda la región persiguen exactamente ese objetivo. No bajaremos la guardia ante ningún potencial foco terrorista. Y a los que les trastorna que nos hayamos reunido con las autoridades de facto en Siria, con ustedes les digo que la diplomacia, el diálogo, es la primera línea de defensa de los franceses. Es la primera línea de defensa de nuestros intereses. Y la diplomacia francesa siempre defiende su primera línea.

Preocupaciones de nuestros compatriotas en materia de inmigración. El presidente de la República lo recordó ayer. Es una de sus expectativas más urgentes y debemos movilizarnos plenamente para contribuir a aplicar una política migratoria eficaz y una política de visados equilibrada. Y nosotros trabajamos en ello a través de la actividad de los consulados y los servicios de cooperación. Nuestra actividad produce resultados en materia de lucha contra la inmigración irregular. Pero los franceses esperan de nosotros que nos esforcemos mucho más. El presidente de la República nos lo pidió ayer: debemos «ayudar a nuestro país a retomar el control» cambiando de cultura. La vigilancia, la exigencia y los resultados en el plano bilateral condicionarán que nuestras políticas de atractivo den sus frutos y puedan ser escuchadas. Por ello, hemos dedicado un encuentro a esta cuestión durante la conferencia. Y por ello les pido, señoras y señores embajadores, que traten plenamente esta cuestión en sus países y que trasladen sus propuestas a la central. Nuestra diplomacia ya trabaja duro para lograr la mejor cooperación posible en materia de política migratoria, integrando todas las dimensiones de nuestras relaciones bilaterales en los acuerdos que logramos celebrar. No nos limitemos a responder a aquellos que sientan la tentación de caricaturizar o rebajar ese trabajo expresando nuestro desacuerdo. Demostrémosles sencillamente que nuestra labor es eficaz. Demos prueba de lucidez y de iniciativa cuando debamos mejorar.

Preocupaciones de nuestros compatriotas en materia de empleo. Los resultados de nuestra política de atractivo y de exportación son edificantes, y quiero celebrar la reciente llegada al Quai d’Orsay de Laurent Saint-Martin, uno de los artífices de este éxito de Francia. Dos terceras partes de la inversión extranjera en el país va dirigida a ciudades medias, que tanto han acusado la desindustrialización de las pasadas décadas. Y proseguimos los esfuerzos para desarrollar las posibilidades de nuestras empresas, como recordó ayer el presidente de la República con la gran Europa y sus 700 millones de consumidores, empezando por el Reino Unido, con el que compartimos muchas cosas, o los Balcanes occidentales, la región del Indopacífico siguiendo el modelo de las cooperaciones de defensa existentes, Latinoamérica en lo que respecta a los materiales raros, y, por supuesto, África, continente de oportunidades y crecimiento, donde reconfiguramos nuestras asociaciones y desplegamos activamente la agenda de Uagadugú, en cuyo marco abriremos este año MansA, la Casa de los Mundos Africanos, verdadera incubadora para las industrias creativas y culturales.

Preocupación de nuestros compatriotas acerca de nuestra independencia y la seguridad de nuestros suministros. Francia trabaja en este ámbito desde 2022, siguiendo las recomendaciones del informe Varin, con una diplomacia de asociaciones en materia de metales críticos, que ha llevado a establecer vías de cooperación con RDC, Australia, Canadá, Kazajistán, Noruega, Japón, Brasil, Serbia, Vietnam, Marruecos y Mongolia. El presidente de la República ha sido muy claro a este respecto: deben trasladar esta estrategia, que debe ser más ofensiva, a cada uno de los países en los que nos representan.

Para tratar todas las preocupaciones que acabo de mencionar, contamos con poderosas herramientas. Me refiero, en primer lugar, querido Thani Mohamed Soilihi, a la ayuda oficial al desarrollo que, recordémoslo para protegerla mejor de los recortes presupuestarios, al acompañar el desarrollo en el ámbito climático, medioambiental, sanitario, educativo y de igualdad de género, ayuda a construir un mundo más estable y más equilibrado, lo que permite dar una respuesta contundente a las expectativas de los franceses y las francesas.
Todo esto está muy bien. Pero, señores embajadores y embajadoras, no basta con hacerlo, hay que hacerlo cada vez mejor, y, sobre todo, darlo a conocer.

Porque no, todo lo que acabo de mencionar no es de dominio público. Todos nosotros hemos podido percatarnos de ello durante los debates presupuestarios, y tengo ante mí a parlamentarios, en los que a veces se ha silenciado la contribución del Ministerio a la respuesta a las expectativas de los franceses. Todo el Ministerio, desde los agentes que empiezan su carrera hasta la secretaria general, debe ser hoy plenamente consciente de la respuesta que aportamos a las preocupaciones de nuestros compatriotas, debe ser capaz de objetivarla, caracterizarla con la mayor precisión y debe ayudar a darla a conocer, a darle visibilidad.

Para ello, deseo que unifiquemos por fin la marca de la intervención de los operadores con el símbolo de la Marianne y la bandera tricolor. Nuestro material gráfico de comunicación deberá adaptarse a la nueva situación.

Por último, encomiendo al Centro de Análisis, Previsión y Estrategia una vía de trabajo que perseguirá tanto medir la eficacia y el impacto de nuestra diplomacia cualitativa y cuantitativamente, como decuplicar nuestra capacidad para tratar las cuestiones de la migración, el empleo, la seguridad de los suministros, la ecología y las cuestiones relacionadas con la protección de nuestros conciudadanos frente al terrorismo.

Deseo que nos acostumbremos a llevar a cabo una comunicación mucho más proactiva para con los representantes locales y los parlamentarios acerca de los beneficios que las distintas regiones extraen de nuestra acción. Fondos europeos, atractivo, exportación, los ministros delegados y yo mismo les iremos informando de ello en tiempo real. Y solicitaré la colaboración de los asesores diplomáticos ante los prefectos de región para cultivar estos vínculos, siguiendo el espíritu de las iniciativas impulsadas por Jean-Yves Le Drian. Bajo la autoridad del primer ministro, también velaremos por que los grandes operadores públicos vayan en busca de los fondos europeos, que actualmente se ven infrautilizados. Son 1600 millones los que quedan por retirar.

Siguiendo la invitación de ayer del presidente de la República, velaré por actuar con el ministro de Estado, ministro de Ultramar, en pro de una mejor integración de los territorios ultramarinos en su entorno regional, con el apoyo de todos ustedes.

Tras los éxitos que ya se han cosechado en materia de acompañamiento de la exportación y el atractivo, deseo que podamos expandir las misiones de la diplomacia económica al poder de atractivo para las inversiones financieras. Los fondos de inversión franceses, cuya expansión apoyamos mediante la unión de los mercados de capitales, deben poder beneficiarse de sumas considerables actualmente desplegadas por los grandes inversores soberanos.

Por último, en lo que respecta a los franceses del extranjero, de aquí a finales de año el servicio «France consulaire» de atención telefónica se extenderá a todo el mundo. El voto por internet se extenderá a todas las elecciones, y la propaganda electoral será íntegramente digital. Digitalizaremos el registro civil y ampliaremos el proyecto piloto de renovación del pasaporte a distancia, que tanto simplifica la vida de nuestros conciudadanos.

Me he alargado bastante, espero que puedan perdonarme, pero tenía mucho que decirles. Y concluiré, querido Jul, con un dibujo. El rostro de la paz, que realizaron Pablo Picasso y Paul Éluard a cuatro manos, y que encerraba una invitación:

«Huiremos del descanso, huiremos del sueño,
Tomaremos a toda velocidad el alba y la primavera
Y prepararemos días y estaciones
A la medida de nuestros sueños».

Para lograrlo, nuestro país puede contar con equipos excepcionales, dirigidos y coordinados por ustedes, embajadores y embajadoras. Con su voz singular, su potencia creativa y su orientación al servicio de los franceses. Todas ellas son fuerzas que, junto a ustedes, velaré por reforzar con el fin de promover los intereses de nuestro país, de nuestra Europa, para que viva la República y que viva Francia.