El cónsul

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Suele decirse que el cónsul es el "jefe de la comunidad francesa" de su circunscripción. Esto significa que la administra, pero sobre todo que la protege.

Un oficio muy antiguo y muy actual

La institución consular se remonta a las Cruzadas, o quizás a la Antigüedad. En Oriente, los cónsules administraban soberanamente a sus compatriotas. En 1669, Colbert los había incorporado a la Armada. La Revolución los transfirió al ministerio de Asuntos Exteriores. Hoy en día, el estatuto internacional de los cónsules está fijado por el convenio de Viena de 1963 sobre las relaciones consulares. Para abrir un consulado, se requiere el acuerdo del país de procedencia y el del país anfitrión. El jefe de puesto consular es un diplomático nombrado por el presidente de la República, de quién recibe una comisión consular. El cónsul no puede ejercer antes de haber recibido la autorización - el "exequátur" - del país anfitrión.

El cónsul, administrador y tutor

El cónsul hace el censo de los franceses y los inscribe (no es una obligación pero es conveniente). Las nuevas técnicas de información y comunicación, por ejemplo la apertura posible de sitios Internet, ayudarán a mantener el contacto con los expatriados, sobre todo con los jóvenes, cuyas huellas se pierden fácilmente. El cónsul lleva el estado civil, expide pasaportes y documentos de identidad, regulariza la situación militar, redacta ciertas actas notariales, extiende los poderes de voto y organiza las elecciones. Puede representar a sus conciudadanos ante la justicia y visitarlos en la cárcel. Socorre y repatría eventualmente a los indigentes. También tiene atribuciones judiciales y marítimas. Lo que no dicen los textos, es la responsabilidad que le incumbe al cónsul en caso de crisis o de catástrofe que afecte a los franceses: el plan de seguridad más actualizado no es capaz de prever cada detalle. Por otra parte, el cónsul, en relación con el ministerio del Interior, expide a los extranjeros los visados de entrada a Francia: tiene que conciliar el rigor contra la inmigración ilegal con la flexibilidad respecto a las personalidades que pueden contribuir a hacer progresar las relaciones bilaterales.


El cónsul es para los franceses a la vez alcalde y subprefecto, desprovisto de fuerza pública pero obligado a prestar asistencia y protección. Para los extranjeros, representa a Francia al igual que el embajador.

El cónsul, relevo del embajador

En todos los tiempos, el cónsul ha estado habilitado para recoger informaciones comerciales y estimular las relaciones económicas. La creación de los puestos de expansión económica, algunos de ellos establecidos en el consulado, no lo dispensan de esta tarea. Incluso hoy en día es una tarea reconocida gracias a la apertura reciente de los puestos mixtos, cuyo titular es a la vez cónsul y jefe del PEE. La misión de información del cónsul va aún más allá: se extiende a todos los campos - político, cultural, técnico y otros - y no deja de incrementarse. En su circunscripción, el cónsul desempeña hoy en día un papel de representación y de comunicación análogo al del embajador.

Autonomía de los consulados:
en el ejercicio de sus atribuciones propias, el cónsul es independiente del embajador, a condición de mantenerlo informado