Proteger el patrimonio en peligro en las zonas en conflicto

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El buen desarrollo y la continuidad de las investigaciones arqueológicas están sometidas a un contexto geopolítico mundial en constante evolución. Saqueos, daños, destrucciones y amenazas directas a los equipos de investigación… son algunos de los elementos que comprometen el mantenimiento de las excavaciones.

La protección del patrimonio en peligro en conflictos armados es una de las prioridades del Presidente de la República Francesa. Los días 2 y 3 de diciembre de 2016 copresidirá, junto con el Príncipe de los Emiratos Árabes Unidos, la conferencia en Abu Dabi.
El objetivo de esta conferencia internacional es crear un fondo internacional dedicado a la protección del patrimonio y poner en marcha una red internacional de países «refugio» para materializarla concretamente.
El patrimonio arqueológico, espejo de la humanidad y guardián de nuestra memoria colectiva, constituye un objetivo prioritario de los extremistas. Al dañar este patrimonio, atacan directamente un bien común de la humanidad. Los yacimientos, monumentos, obras de arte y el material procedente de las excavaciones representan la continuidad de una civilización de varios miles de años que ha forjado las raíces de la cultura de Oriente y de Occidente. Por ello, el ministerio francés de Asuntos Exteriores se compromete para proteger estos yacimientos únicos.

Grados diversos de destrucción

En Irak y en Siria, los largos años de guerra han tenido como resultado que los yacimientos arqueológicos, museos y centros de investigación estén en peligro, tanto por la destrucción de los bienes como por un vandalismo generalizado. La arqueología francesa, por su presencia antigua en esta zona (desde mediados del siglo XIX), ocupa un lugar importante en la reflexión sobre la reconstrucción de los yacimientos afectados, pero también en la investigación, y ayuda a los países a proteger, explotar y desarrollar el potencial científico y cultural de un patrimonio excepcional.

A pesar de la imposibilidad de estar presente sobre el terreno desde 2011, Francia ayudó hasta 2012 a numerosas misiones en Siria y desde entonces participa de forma muy activa en la creación y la renovación de las medidas de conservación.

Los yacimientos arqueológicos sirios, en los que a veces existen misiones muy antiguas, se han visto afectados en grados diversos. En el yacimiento de Ras Shamra-Ugarit, por ejemplo, en la región costera cerca de Latakia, la misión abierta en 1929 puede seguir funcionando gracias al equipo sirio. La situación es más dramática para las misiones situadas en el interior o en zonas fronterizas, como la región del Éufrates medio, en el que se encuentra el yacimiento igual de emblemático de Mari. El conflicto en Siria provoca también dificultades importantes para acceder a yacimientos situados del otro lado de la frontera, como el de Tell Arqa, al norte del Líbano.

Aunque los yacimientos de Oriente Próximo y Oriente Medio son los más afectados, hay que recordar que algunas regiones del Magreb y del África subsahariana se enfrentan a las mismas amenazas y a los mismos retos.

En estas zonas de riesgo, ¿cómo se sigue llevando a cabo la investigación?

Además de mantener los yacimientos vigilados físicamente, hay que encargarse de hacer perdurar la memoria de este patrimonio y de que exista la posibilidad de retomar el trabajo en el futuro, mediante la documentación y la publicación.

En algunos yacimientos, el patrimonio arqueológico ha sido dañado de forma irreversible, lo que compromete la esperanza de poder seguir escribiendo su historia. Pero en otros yacimientos, el análisis, la digitalización y la interpretación de los datos recogidos permiten entender la naturaleza y el alcance de los daños y pensar en el futuro.

Seguir con la investigación implica en gran parte publicar los trabajos y formar a nuevos investigadores. Esta formación recibe un apoyo continuo gracias a la concesión de becas o a la organización de prácticas especializadas en museos, universidades y en los equipos de investigación para estudiantes y profesionales locales. La propia investigación se enriquece gracias a un nuevo replanteamiento sobre la arqueología en tiempos de guerra. Seguir con la investigación permite también garantizar que se transmite la documentación a los países implicados una vez se haya resuelto el conflicto.

El trabajo de reconstrucción y de creación de modelos en 3D de yacimientos arqueológicos parcial o íntegramente desaparecidos contribuye también a sensibilizar a un público muy amplio sobre el carácter urgente de la protección. La empresa francesa ICONEM se ha especializado en este tipo de reconstrucción y supone un apoyo importante para el trabajo arqueológico.

¿Y sobre el terreno?

La investigación puede seguir adelante en parte gracias al traslado de algunas misiones hacia zonas en las que el nivel de seguridad es más adecuado para llevar a cabo operaciones de campo. Por ejemplo, se han podido desplazar algunas excavaciones sirias hacia el Kurdistán iraquí, en el centro de la antigua Mesopotamia, que se ha abierto a la arqueología internacional en 2011. Las seis misiones francesas que trabajan en la zona son pues iniciativas de cooperación que trabajan por la protección y la valorización del patrimonio arqueológico de un país desestabilizado por más de 35 años de guerra.